Bocas

MEZCAL UNIÓN

UNO

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Los mezcales nacen del cultivo y la maduración de los magueyes, que dura más de ocho años. Cuando están listos, los corazones de los magueyes se ponen a cocinar en hornos tradiciona­les de tierra durante seis días. Estos hornos son, literalmen­te, huecos hechos en el suelo donde se arrojan troncos de encino y piedras de río que se calientan al rojo vivo. Después de la cocción, se exprime su jugo, se fermenta en tanques de madera y se destila en pequeños alambiques de cobre, que se tapan con arcilla y funcionan con leña.

El contenido de esta botella viene de la sierra de Oaxaca, un estado del centro-sur de México. En el 2010, los creadores de la marca decidieron apoyar a una familia indígena que por cuatro generacion­es había hecho mezcal en San Baltazar de Guelavilla. Hoy, Mezcal Unión funciona como una cooperativ­a de cuarenta familias oaxaqueñas que trabajan en veinte ranchos de cultivo de maguey y siete palenques, donde se cocina y destila el mezcal. Para mantener una producción sostenible, la cooperativ­a replanta tres agaves por cada planta que utiliza.

El Mezcal Unión UNO es un mezcal joven que se crea a partir del ensamblaje de distintos tipos de agave provenient­es de la sierra de Oaxaca. Se usa maguey espadín, que se demora ocho años en madurar y presenta notas dulces y afrutadas, y maguey cirial, que tarda 14 años en crecer y tiene notas herbales y terrosas. Es el único mezcal de ensamble que se consigue en Colombia.

La palabra “mezcal” viene de los términos en náhuatl metl –que significa maguey, o agave– e

ixcalli –que significa cocido–. En México hay 12 especies de maguey reconocida­s para la elaboració­n de mezcal, como el arroqueño, el cirial, el tobalá, el espadín y el tepeztate. Sin embargo, en los últimos años, los mezcales empezaron a ser conocidos en todo el mundo como la expresión de un licor tradiciona­l mexicano famoso por su sabor ahumado y su proceso de elaboració­n totalmente artesanal.

Los indígenas de Oaxaca dicen que para disfrutar un mezcal hay que tomarlo con los cinco sentidos: verlo, olerlo, escucharlo, probarlo y sentirlo. Por eso, la mejor forma de tomarlo es solo, a pequeños sorbos, en un vaso. Si hace calor, se puede acompañar con una cerveza. Sin embargo, este mezcal también es ideal para experiment­ar en coctelería adaptando mezclas clásicas como el Moscow Mule o el Manhattan, pero cambiando el destilado por mezcal.

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