Cocina (Colombia)

UTENSILIOS

- Por Ángela María Escobar A. Periodista

Arte en la mesa

UN MARIDAJE IDEAL ENTRE LOS ALIMENTOS Y EL PLATO. MARCAS COLOMBIANA­S QUE CREAN A MANO VAJILLAS DE PORCELANA Y CERÁMICA CON CARÁCTER Y A LA MEDIDA DE LAS PETICIONES DE SUS CLIENTES, ESTÁN IMPULSANDO ESTA INICIATIVA.

EL PLACER QUE PRODUCE UNA BUENA COMIDA SE

potencia cuando está servida en una mesa con un montaje atractivo. Tybso y Manola son firmas bogotanas que elaboran, de manera artesanal, una amplia variedad de piezas diseñadas para lograrlo. Aunque la trayectori­a de la primera (fundada en 1995) contrasta con la juventud de la segunda (2015), sobresalen por la calidad y el cuidado de su trabajo y, sobre todo, por su pasión.

Tybso —palabra chibcha que significa barro de olleros— es una empresa familiar que establecie­ron los papás de Camila Gómez García, quien hace más de una década asumió la dirección creativa, luego de graduarse del

Externado en Restauraci­ón de Bienes Muebles y de trabajar cuatro años en el Museo del Oro. “Yo me la ‘sollo.’ Al año producimos cuatro coleccione­s (Tropicalia es la más reciente) para que los clientes tengan un referente, pero nuestro propósito es crear a la medida. Cada asesoría, con cita previa, sucede de una forma íntima: nos reunimos para entender la pasión por la comida de una señora, una familia o un restaurant­e; hacemos una especie de terapia, damos el diagnóstic­o y recetamos el medicament­o: la vajilla de sus sueños”, explica emocionada.

Manuela Gómez Blanco se enamoró de la cerámica hasta el punto de tomar clases particular­es tres veces a la semana con una profesora de la Universida­d Nacional mientras estudiaba Diseño Industrial en la Universida­d Jorge Tadeo Lozano. Tras obtener el título y trabajar un año en un almacén de muebles y accesorios, fundó Manola. “Siempre soñé con un negocio de vajillas; toda la vida he amado el tema de la mesa y la variedad de platos y accesorios”. Hasta el momento ha concebido seis coleccione­s, pero produce por encargo. Algunos clientes (la mayoría restaurant­es y novias) optan por diseños establecid­os mientras que otros le solicitan piezas especiales.

UN PROCESO CUIDADOSO

Hace dos años, Tybso se mudó a una nueva sede en el norte de Bogotá: el taller tiene mil metros cuadrados y cuatro hornos de gas, más la sala de ventas. El equipo que día a día elabora las vajillas (liderado por la mamá de Camila) está compuesto por 27 personas que se encargan de tornear, vaciar, pulir, esmaltar y pintar. La mitad son madres cabeza de hogar. También cuenta con colaborado­res como el artista Juan Manuel Ramírez, que ha hecho dibujos de flores y otros motivos para varios productos. “Todo nuestro proceso es manual, no hay nada en serie. Lo más importante para nosotros es la biblioteca de moldes”, explica. Comenzaron trabajando con cerámica, pero hace 10 años se pasaron a porcelana, que es un poco más resistente.

Por su parte, el equipo de Manola lo conforman seis personas (una hace los moldes, otra los llena, dos pulen y una más se dedica a esmaltar) y dispone de dos hornos de gas en su taller del barrio Quinta Camacho. Manuela supervisa cada paso y diseña. Vive atenta a las tendencias y le fascinan las texturas. “Es un proceso largo, es todo un arte. Por ejemplo, si una pieza no está suficiente­mente seca se explota en el horno y el montaje dura una hora. Soy muy rigurosa. Quisiera que la gente valorara más el trabajo que hay detrás”, dice.

“Hace seis años la tendencia eran los platos cuadrados, hoy son los redondos y las formas orgánicas”, Camila Gómez, directora creativa detybso.

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Detalle de una de las piezas de la colecciónt­ropicalia, detybso, inspirada en el trópico y la flora de Colombia.

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