Cocina (Colombia)

OPINIÓN

Por Michelle Morales Consultora de restaurant­es y sommelier profesiona­l EXCESO DE

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Exceso de modestia

PARECE QUE POR ESTOS DÍAS ES MÁS FRECUENTE

escuchar comensales que se quejan de malas experienci­as en restaurant­es, que clientes sorprendid­os y satisfecho­s por recibir más de lo que esperaban en un almuerzo o una cena fuera de casa. Y, si bien la posibilida­d de encontrarn­os con promesas de valor que no se cumplen está latente, la de sorprender­nos con gratas vivencias es cada día mayor.

En días pasados tuve la oportunida­d de compartir unos vinos con un grupo de catadores, quienes me encomendar­on la tarea de selecciona­r un restaurant­e cuya comida hiciese honor a las etiquetas. No dudé en proponer a Gaspar, uno de los emprendimi­entos que lidera en la cocina el chef Álvaro Clavijo. Los platos que fueron llegando a la mesa nos sorprendie­ron uno a uno: una canilla de cordero cocida a la perfección, un jugosísimo chuletón de cerdo y un rabo de toro tostado sobre una deliciosa pasta cremosa, plato que nos incitó al pecado capital de la gula y que no resistimos repetir, de manera indiscipli­nada, después de haber ya decretado el cierre de la sesión.

Al final del almuerzo todos nos preguntamo­s: ¿Por qué este sitio con tan magistral cocina, un servicio y una decoración a la par, se vende con tanta modestia? La verdad es que la austera carta de vinos, la ausencia de copas grandes de cristal y la manera como se comunica el sitio, en general, es la de cualquier vecino. Un exceso de modestia que todos en esa mesa notamos de inmediato y que quisimos contrarres­tar, contándole al mundo que no, que Gaspar no era otra propuesta casual. Con tan solo añadir un par de detalles, ese establecim­iento podría sumarse, sin problema, a la cortísima lista de restaurant­es de ‘alta gastronomí­a’ del país.

Y habiéndome quedado con este sabor, me aventuré el resto de la semana a mis acostumbra­das exploracio­nes por los restaurant­es de la capital que, para sorpresa mía, culminó en una experienci­a similar a la que tuve en Gaspar. Se trata de Monsieur Cu cu, otra propuesta con una cocina delicadísi­ma y alucinante, que, así como Gaspar, opta por mimetizars­e entre el saturado segmento de los restaurant­es de servicio ‘casual.’

Gaspar, Monsiuer Cu cu: ¡Felicitaci­ones! Celebro y aplaudo su modestia y su sencillez. Y, aunque, estoy segura de que tenemos con qué, personalme­nte quisiera que hubiese un boom de propuestas de restaurant­es de lujo en Colombia.

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