OPINIÓN
Solo cosas buenas
EL PAISAJE CAFETERO FUE SU COREOGRAFÍA
y la simpatía de la gente quindiana fue la impronta de un encuentro inolvidable. Pasaron muchas cosas y todas buenas. Y no estoy hablando de diversión y buena comida: me refiero a la nueva atmósfera que está envolviendo a la cocina colombiana.
Asistieron 300 estudiantes que parecían 400. Durante los dos días de su programación (agosto 3 y 4), el auditorio se mantuvo al tope de asistencia desde las ocho de la mañana hasta las siete de la noche. Se habló de todo: desde la importancia de las redes sociales en la divulgación de las cocinas contemporáneas, hasta los secretos más entrañables de la arepa de huevo de Luruaco.
Vinieron reconocidos cocineros de Venezuela para recordarnos la trascendencia de su aromático cacao, y de México nos visitó una alondra (la reconocida cocinera y académica Alondra Maldonado) quien, en el lenguaje más simpático y sencillo, resaltó la importancia del mestizaje en las cocinas regionales americanas. También se habló del mecato dulce colombiano y a más de un estudiante se le prendió el caldero de sus ilusiones escuchando al antropólogo Ramiro Delgado, cuya conferencia sobre la mano de la cocinera negra en el enriquecimiento de nuestra cocina, le permitió ratificar el papel que cumplen la historia y la geograf ía para la formación de un profundo conocimiento culinario.
Para complementar, el III Congreso Nacional de Estudiantes de Gastronomía promovió un concurso de investigación culinaria en el que participaron estudiantes de diferentes universidades y programas, de escuelas de cocina y algunas comunidades campesinas, quienes en conjunto presentaron 28 proyectos con temáticas de gran potencial.
Entre los tres finalistas ganó una propuesta sobre masas y amasijos (parva) presentada por estudiantes de cocina del SENA, regional Caldas. Convengamos: Acodres (Asociación Colombiana de la Industria Gastronómica) y su capítulo del Quindío prepararon en Armenia un excelente congreso, que nos permite presagiar que la cocina colombiana muy pronto tendrá un merecido reconocimiento internacional. Ese día no está lejano, pues se está cocinando a fuego lento y en el momento que destapemos el caldero sus nobles aromas impregnaran el mundo entero.