PASTA… A LA COLOMBIANA
PUEDE QUE EL PAÍS NO LE HAYA APORTADO AL MUNDO UN INGREDIENTETAN UNIVERSAL COMO LA PASTA. PERO NUESTRA CREATIVIDAD CULINARIA HA HECHO QUE INCLUYAMOS FIDEOS HASTA EN LA SOPA.
Por Catalina Sánchez Montoya, periodista especialista en Nutrición.
QUE LEVANTE LA MANO EL PRIMER COLOMBIANO
que nunca en su vida haya añadido a su plato de tornillos una porción de arroz. O, mejor aún, que alguien se atreva a negar si su mamá, alguna vez, le sirvió pasta con atún para ‘desvarar’ una comida por la noche.
Sí, la pasta es un invento de los italianos. Ellos llevan muchos siglos acostumbrados a incluirla en su canasta básica, pero desde tiempos que parecen inmemoriales, los españoles llegaron a América y trajeron detrás un espaldarazo de costumbres europeas.
Mucho después de la colonización, los italianos también se instalaron en Colombia, específicamente en ciudades como Barranquilla, en la cual, por su ubicación, terminaron fusionándose sabores locales con tradiciones libanesas e italianas. Entre este mestizaje cultural se perdieron las técnicas culinarias ‘de avanzada’ y pese a conservarse una noción de las recetas típicas, se le fueron añadiendo ingredientes y hasta guarniciones poco utilizadas al otro lado del Atlántico. Fue entonces cuando las cocineras de antaño empezaron a hacer ‘pasta a la colombiana’: canelones de espinaca y salsa bechamel con arroz, por ejemplo. O torta de macarrones, también servida con arroz.
Más adelante, en la década de los años sesenta, vinieron las empresas productoras locales de pasta, todas con algún italiano detrás del ‘invento.’ Poco a poco, se fue convirtiendo en un producto indispensable para los colombianos y podría decirse que ya llevamos, por lo menos, 80 años de amor indisoluble con los fideos, las conchitas, los espaguetis y los tornillos.
Desde luego, nuestra interpretación de la cocina italiana dista mucho de las recetas originales. No obstante, hay algo en lo que sí coinciden los comensales de ambas nacionalidades: comer pasta es sinónimo de hogar, de unión, de familia. Desde los gnocchi tres quesos, pasando por los linguini a la carbonara hasta llegar a la lasaña con pollo y champiñones, la pasta nos hace recordar —y añorar— la sazón de la abuela.