Lápices, marcadores y percebes
En Colombia no se comen percebes; en un cálculo rápido, en un restaurante de mariscos bogotano, nos dijeron que, en caso de traerlos, el plato rondaría los $350.000, ¿por qué es tan caro un bicho que tiene la apariencia del dedo gordo de un pie? O algo peor: el dedo gordo del pie de un zombi o de alguna criatura de inframundo.
La primera vez que los probé fue por accidente. Entré –con un par de amigos entrañables– a un restaurante gallego en Madrid. Lo hicimos por equivocación, porque teníamos hambre y resaca y entramos al primer sitio que vimos abierto ese domingo. Resultó ser un restaurante familiar, de esos en los que caben 200 personas y hay mesas de ocho o doce disfrutando plato por plato. Catalina –mi adorada Catalina, mi amiga más cosmopolita, sofisticada y feliz– identificó los percebes en la primera mariscada que nos pusieron en la mesa. Nos enseñó a comerlos y a disfrutarlos con el vino blanco helado y sin etiqueta de la casa. La cuenta parecía un error. Nunca he comido tan bien ni tan barato; por los benditos percebes volvimos muchas veces a esa calle que nunca podíamos encontrar y durábamos una o dos horas dando vueltas en busca de su puerta y su vitrina –más bien una ventana cubierta con un vidrio– con empanadas gallegas y un pulpo desparramado.
Apañar los percebes es mucho más difícil que encontrar el dichoso restaurante gallego. Estos bichos viven pegados en las rocas; hay que usar unas palancas de hierro para separarlos de la piedra y hay que hacerlo de espaldas a las olas, a la hora correcta y con el peligro latente de terminar aplastado por el mar. Cada año –por lo menos– hay un percebeiro muerto. La historia de estos hombres y mujeres de mar nos la contó el gran Galo Martín en una crónica que no se deben perder. Y tampoco se pueden perder la crónica del futuro próximo de la marihuana en Colombia. Se van a sorprender.
Y también se van a divertir, tomen marcadores, lápices y sus mejores plumas para superar los retos que les proponemos en esta edición.
Y en el desierto de la Tatacoa los espera la increíble Toya Montoya.