EL MEJOR ENTRENADOR DE LA NBA
EN SAN FRANCISCO, S TE VE K ERRES UNA ESPECIE DE DIOS. Y NO ES EXAGERADO: FUE EL HOMBRE QUE RE VIVIÓ A LOS WARRIORS.
Lo primero que hizo Steve Kerr cuando en 2014 le ofrecieron el puesto de entrenador de los Golden State Warriors fue llamar a su antiguo jefe, Gregg Popovich, el veterano entrenador de los San Antonio Spurs.
A sus cincuenta años, Kerr era un exjugador de baloncesto que soñaba con llegar a liderar un equipo, pero no tenía experiencia en el banco. Sus referencias eran sus exentrenadores: con los Spurs de Popovich había ganado dos campeonatos, pero sus grandes recuerdos venían de cuando fue suplente durante la época dorada de los Chicago Bulls de Phil Jackson, donde consiguió tres títulos. A mediados de la década de 1990 jugó con Dennis Rodman, Scottie Pippen y Michael Jordan, y aunque los niños de entonces se fijaban más en las enormes clavadas de Jordan, Kerr hacía su trabajo: anotaba la mayoría de los triples en una época en que casi nadie se atrevía a lanzar a larga distancia y en la final contra los Utah Jazz de 1997 le hizo a Jordan la asistencia que les dio el campeonato. No se sabe qué le dijo Popovich a Kerr. El hecho es que en esa misma temporada, los Spurs fueron eliminados en la primera ronda de los playoffs, mientras que los Warriors del novato Kerr –que desde 1991 no pasaban de la primera ronda de los playoffs– fueron campeones.
Gracias a Kerr –y a Stephen Curry– los Warriors se han ganado tres campeonatos en los últimos cuatro años. También la mayoría de los equipos de la NBA cambiaron su estilo de juego para adaptarse a su nueva idea de juego, en la que las cestas de tres puntos no eran la excepción sino la norma.
Algunos lo odian por eso: dicen que ya no hay tanta agresividad en la llave de las canchas. Pero como Kerr le escribió a Trump en una carta abierta, si en algo se parecen los entrenadores de la NBA a los presidentes es en que deben estar por encima de las críticas.
La diferencia es que Kerr lo sabe. Trump, tal vez no.