Don Juan

EL MERENGÓN

UN PLAN DE DOMINGO NUNCA VA A QUEDAR COMPLETO SIN ESTA JOYA DE BOGOTANA. LA GAS TRONO Mí A

- POR MARÍA CAPOTE

Olvídese de cualquier dieta y de la fobia a la lactosa y el azúcar. El merengón es dulce, pero no tanto como para empalagar. Siempre tiene fruta, como si el que se inventó la receta quisiera una excusa para los que quieren postres saludables. Y hay que alistarse: pida una cuchara y varias servilleta­s para quitarse el espeso bigote de crema de leche que les queda hasta a los que dominan la técnica para comérselo.

No lo busque en restaurant­es o postrerías. El baúl de un Renault 4 o de un Renault 12 que se parquea en algún barrio residencia­l de Bogotá es la mejor vitrina para probar los merengones de verdad. Muchos intentan imitar su receta original, pero fracasan: lleva una fina capa de merengue en la base, una capa de fruta, otra capa de merengue encima y al final un baño de crema de leche. El merengue, obviamente, tiene que ser el protagonis­ta: “Se separan las claras de los huevos, se echa limón y un toque secreto”, dice Edison Navarro, que vende merengones en el baúl de un carro que parquea en el barrio Mandalay los fines de semana. “Luego se hornea por treinta minutos. Después se prepara la fruta, que siempre tiene que estar fresca. El que más se vende es el de guanábana, pero se pueden mezclar”.

La técnica del merengón se la aprendió a su abuela, que hace décadas fundó el negocio familiar. Hoy él los vende a 5.000 pesos y los distribuye en varios puntos de la sabana de Bogotá. Siempre tiene merengones de guanábana, fresa, durazno y mango, aunque a veces se arriesga con frutas más exóticas como el kiwi. Pero su toque personal lo pone al final cuando corona el merengón con mora, leche condensada o arequipe, según el gusto del cliente.

 ?? FOTOGRAFíA: MARíA CAPOTE ??
FOTOGRAFíA: MARíA CAPOTE

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia