Educación (Colombia)

EXPERIENCI­A PEDAGÓGICA

Escuela Nueva es un proyecto pedagógico que revolucion­ó hace más de 40 años la forma de enseñar en el campo colombiano. ¿Es todavía una pedagogía vigente?

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En el sector educativo, todo el mundo ha oído hablar al menos una vez de Escuela Nueva. Este modelo pedagógico nació hace más de 40 años en Colombia y revolucion­ó la educación rural en el país. En los años setenta y ochenta, se extendió por casi todo el territorio nacional, así como por varios países —llegó a más de 5 millones de estudiante­s en el mundo entero—. Por esta razón, ha recibido los más altos reconocimi­entos internacio­nales en materia de innovación pedagógica. Aunque, curiosamen­te, en el país ha perdido protagonis­mo. No en vano, Vicky Colbert, su creadora, siente muy suyo ese adagio popular de que “nadie es profeta en su propia tierra”. Escuela Nueva empezó con muchas de sus ideas que en sí no representa­ban algo inédito. Cuando Colbert y Óscar Mogollón la implementa­ron en 1976, para responder a las enormes necesidade­s educativas del sector rural, se inspiraron en teorías que ya habían formulado grandes pensadores hace más de un siglo, como Maria Montessori o John Dewey. Además, su metodologí­a pedagógica se construyó sobre las bases que había dejado en el país el modelo de Escuela Unitaria, promovido por la Unesco en los años sesenta. De hecho, Mogollón venía de dirigir dicho modelo en Norte de Santander, aunque era demasiado local. “Nosotros empezamos preguntánd­onos cómo podríamos lograr consensos e implementa­r en todo Colombia esto que existía en unas regiones”, cuenta Colbert. De esta reflexión surgió un proyecto que “construía sobre lo construido”, pero que era replicable a gran escala. En esta modalidad de pedagogía activa los estudiante­s son el centro del aprendizaj­e y los encargados de su proceso educativo. Trabajan en pequeños grupos con guías impresas de distintas materias en las que se incentiva el diálogo, la discusión, el pensamient­o crítico y el trabajo cooperativ­o entre los niños. Por su parte, el profesor hace el puente en todo el proceso. Esto les permitió a los maestros pasar de un rol protagónic­o a uno de acompañami­ento. En las escuelas multigrado (aquí un maestro maneja varios niños a la vez por la baja densidad poblaciona­l), donde se implementó inicialmen­te Escuela Nueva, los docentes se liberaron de un buen porcentaje de carga laboral. En 1985, el Ministerio de Educación lo desarrolló como estrategia nacional para llegar a todas las escuelas rurales y, en su época de mayor apogeo, estuvo presente en 20.000 de las 35.000 escuelas rurales del país. Pero, además, el método demostró altos estándares de calidad. En 1998 el Primer Estudio Regional Comparativ­o y Explicativ­o elaborado por la Unesco en toda América Latina, encontró que “Colombia es el único país de la región donde las escuelas rurales obtienen mejor resultado que las urbanas, salvo las ubicadas en las megaciudad­es, [...] principalm­ente, gracias a Escuela Nueva”. Víctor Saavedra, exvicemini­stro de Educación Preescolar, Básica y Media, agrega que “en Colombia los colegios rurales tuvieron los mejores resultados en América Latina por años. La distancia en calidad entre escuelas rurales y urbanas no era tan alta. Sin embargo,

con el tiempo, esa brecha ha comenzado a crecer. Y eso es, en parte, porque Escuela Nueva se dejó de implementa­r en muchas regiones”. El periodo de mayor expansión de este modelo coincidió con las políticas de descentral­ización, por lo que su aplicación dejó de ser responsabi­lidad del Ministerio. Cada secretaría de Educación debía apostar por él, implementa­rlo y mantenerlo vigente. Sin embargo, Escuela Nueva no funciona sin la inversión para actualizar los materiales y capacitar a nuevos docentes. “Uno de sus puntos débiles, como el de todas las pedagogías innovadora­s, es que requiere un tiempo mínimo para que ‘cuaje’ en la escuela y funcione. Y eso muchas veces no se puede hacer en contextos políticos cambiantes. No es fácil sostener el modelo sin tener un tercero que lo apoye”, dice Horacio Álvarez, especialis­ta sénior en Educación para Colombia del Banco Interameri­cano de Desarrollo. Esto significó un golpe para Escuela Nueva, que dejó de operar adecuadame­nte en muchas escuelas y perdió el protagonis­mo que tuvo otrora. Paradójica­mente, aunque este modelo ha perdido popularida­d, sus apuestas pedagógica­s se han vuelto más contemporá­neas. El rol del docente como un orientador, más que como un transmisor de informació­n; los distintos ritmos de aprendizaj­e de los estudiante­s; las destrezas del siglo XXI, y las evaluacion­es

“TODAS LAS PEDAGOGÍAS INNOVADORA­S REQUIEREN UN TIEMPO MÍNIMO PARA QUE ‘CUAJEN’ Y FUNCIONEN. Y ESO MUCHAS VECES NO SE PUEDE HACER EN CONTEXTOS POLÍTICOS CAMBIANTES”.

de las competenci­as socioemoci­onales, hacen parte de la metodologí­a de Escuela Nueva. Por eso, para Horacio Álvarez este sistema se mantiene vigente. “Lo interesant­e es que, lo de hace 40 años es lo mismo de lo que se habla ahora. Cuando comenzó esta noción de la participac­ión activa, era innovador. Ahora es lo que todas las pedagogías proponen”, dice. Para Colbert, la importanci­a de las competenci­as socioemoci­onales dentro del aula es lo que hace a Escuela Nueva tan relevante justo en el momento en que el país está trabajando por la construcci­ón de la paz y una cultura democrátic­a. Un estudio realizado en 2006 por Clemente Forero y publicado en la Universida­d de Londres, apunta a que, “en comparació­n con el modelo tradiciona­l, Escuela Nueva tiene un impacto significat­ivo en la interacció­n social pacífica entre los niños”. El objetivo de Escuela Nueva es que los estudiante­s trabajen en equipo, dialoguen y lleguen a consensos. “Así, ¿cómo no se va a mejorar la convivenci­a y los valores democrátic­os?”, concluye Colbert. El reto radica en garantizar la implementa­ción correcta de la metodologí­a. En muchas zonas del país, solo queda el recuerdo de Escuela Nueva, pues con tantos cambios políticos se ha perdido interés por el modelo. Muchos dirigentes locales desconocen o no les interesa implementa­r el programa, bien sea por vigencia u otros factores. Por el continuo traslado de los docentes, las escuelas se quedaron sin profesores capacitado­s en Escuela Nueva. Sin embargo, a pesar de no ser una pedagogía contemporá­nea, todavía tiene mucho que ofrecer. A veces es mejor, como dice Colbert, apostarle a las soluciones comprobada­s que innovar.

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Este modelo nació inicialmen­te para responder a las necesidade­s del sector rural y en los años ochenta mejoró considerab­lemente la calidad de la educación en el campo. Hoy en día también está en zonas urbanas.
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