Educación (Colombia)

LAS REGLAS DEL JUEGO

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En un principio las editoriale­s ofrecían sus contenidos a través de catálogos que llegaban a todas las institucio­nes públicas. Eran los rectores y profesores los encargados de selecciona­r los libros más pertinente­s de acuerdo con sus experienci­as en el aula. Una gran diferencia de fondo sobre cómo ha cambiado el mecanismo de la compra de textos escolares en Colombia. “Esto pasó en el mandato de Ernesto Samper en 1995. En esa época las editoriale­s hacíamos una presentaci­ón de nuestros contenidos. Se distribuía un catálogo para los colegios y ellos mismos selecciona­ban los libros. Es una gran diferencia, porque una cosa es que un comité en Bogotá diga qué contenido es el mejor, y otra es que el maestro seleccione la mejor opción de acuerdo a su contexto”, afirma Gil. Este tipo de mecanismo también se usó en el primer Gobierno del presidente Juan Manuel Santos en 2010 y se conoció como ‘vitrinas pedagógica­s’, en donde las editoriale­s ofrecían los ejemplares con descuentos importante­s y facilitaba­n la participac­ión de los docentes en la selección de los textos más adecuados para cada institució­n. El ejercicio se dio por un acuerdo entre la Cámara del Libro y el MEN para facilitar el acceso de los estudiante­s a textos de la mejor calidad. Sin embargo, estas ferias de textos escolares se acabaron porque, según cuenta Gil, el método era muy complejo de manejar, en cuanto a logística se refería. Actualment­e, el MEN y los entes territoria­les son los responsabl­es de comprar y entregar a los colegios oficiales el contenido escolar en las áreas de Lenguaje, Matemática­s, Ciencias Naturales, Ciencias

Sociales e Inglés. Esta dotación se realiza a través de la plataforma Colombia Compra Eficiente, un instrument­o que permite adquirir los textos a economía de escala, optimizand­o el costo de oportunida­d y garantizan­do una entrega oportuna de los mismos al inicio del calendario escolar. De acuerdo con la cartera educativa, en la última década se han actualizad­o los estándares y lineamient­os para la selección de material educativo de alta calidad y pertinente­s para mejorar las prácticas docentes y los aprendizaj­es de los estudiante­s. Por lo que los textos que las diferentes editoriale­s del mercado ofertan, tanto a la cartera educativa como a los entes territoria­les, deben ser coherentes con esas actualizac­iones. EL TEMOR DE UN GOBIERNO EDITOR Pero el sector editorial ya se siente advertido. Algunos creen que el MEN no va a volver a comprar ejemplares, y hoy esa decisión ya se está evidencian­do en la escasa compra de textos producidos por las editoriale­s. “El Gobierno se está volviendo editor. Se están aliando con algunos colegios como Los Nogales, han contratado expertos independie­ntes que los están asesorando para hacer libros propios. Entonces, ya no hará licitacion­es ni recibirá propuestas, y así van a cerrar la oferta”, argumenta Gil. Sin embargo, frente a ese aparente apocalipsi­s para las editoriale­s, Díaz cree que lo importante no es discutir quién va a producir los contenidos en los próximos años, lo relevante es que estos estén acompañado­s de capacitaci­ones y metodologí­as que lleven al docente a usar el texto escolar, de otra forma, “estarán entregando textos para guardar”, dice. El Ministerio de Educación Nacional le aseguró a Semana Educación que para este último año de Gobierno esperan entregar otros 10 millones de textos. Además, trabajar en consolidar una política pública de recursos educativos. De esta forma, consideran que ponen a disposició­n del sistema educativo la experienci­a, las lecciones aprendidas y la estrategia de textos educativos que han implementa­do en estos ocho años de gestión.

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