LA IMPORTANCIA DE LA CULTURA CIUDADANA EN TIEMPOS DE PANDEMIA Y POSPANDEMIA
Enfrentamos una pandemia que ha transformado nuestra vida por su alto nivel de contagio y su riesgo mortal. En septiembre de 2020, en Colombia hemos registrado casi 800.000 casos positivos confirmados y más de 25.000 defunciones. Son cifras alarmantes que han demostrado nuestra vulnerabilidad y la necesidad de enfrentar los meses que vienen con responsabilidad cívica. Esto incluye mantener estrictas medidas de higiene que nos permitan reducir las posibilidades de contagio. Los protocolos de bioseguridad para el regreso a las aulas y a las oficinas requieren de una muy alta dosis de cultura ciudadana, pero también de participación activa de los más pequeños.
Para Antanas Mockus, en la cultura ciudadana “todos ponen”. Esto implica privilegiar el patrimonio común y la distribución social de los beneficios, generando una “conciencia individual y colectiva sobre los deberes y derechos que tenemos los ciudadanos por ser propietarios de la ciudad”. En la aplicación de la cultura ciudadana, Antanas Mockus siempre buscó derrotar la apatía de una ciudad que se queja constantemente de la agresividad y la violencia de sus habitantes. Ahora, la cultura ciudadana puede contribuir también a derrotar la pandemia, mitigar sus devastadores efectos sociales y económicos, y atemperar los brotes de violencia emergentes.
No hay lugares más adecuados para ejercer los derechos y aplicar los deberes derivados de la cultura ciudadana que en el espacio público y en las instituciones educativas. Es en esos lugares donde los más pequeños pueden jugar y formarse en libertad. Según Francesco Tonucci, autor de La ciudad de los niños, para facilitar oportunidades de juego y formación se debe iniciar por preguntar sobre sus necesidades a los propios niños, nadie las conoce mejor. Si los diseños siguen ese proceso, se logran más espacios de encuentro y juego, y más verde. Lo interesante de esta aproximación es que no solo favorece a los más pequeños; también mejora las condiciones para los mayores y las personas con discapacidad. Mezclando buenos diseños, basados en la consulta de sus usuarios directos, con medidas de respeto por el otro es posible lograr el objetivo de prevenir los contagios y encontrar una nueva normalidad, más consciente, más solidaria.
Nos aprestamos a retomar las actividades educativas, y queremos hacerlo de manera segura. Ya vemos actividades de adultos, como el deporte profesional, servicios religiosos, cines y bares en formatos distintos. Pero mantenemos aún a los más pequeños encerrados, sin relación con los otros niños de su edad, con un riesgo profundo de generar retrasos en su desarrollo social y emotivo. ¿Por qué no promovemos en el retorno al colegio temas de cultura ciudadana? ¿Por qué no construimos con ellos, mediante el diálogo, teniendo en cuenta sus ideas, la nueva normalidad?