¿Cómo cuidar la salud mental de los niños?
TPara la psicóloga Annie de Acevedo, la más reconocida en el país en temas de familia y crianza, el comportamiento de los padres durante el confinamiento puede tener un impacto directo en los niños. Esto aconseja.
ras meses sin salir a la calle, sin tener contacto físico, retomar nuestra vida social puede ser bastante retador para todos, en especial para los niños. En sus mentes hay mucha información sobre el virus, cómo prevenirlo, sus síntomas, tratamiento y demás, y esta sobreinformación puede crear en ellos una inseguridad sobre volver a su rutina de antes.
Un cambio abrupto en la vida de una persona o el haber presenciado o vivido un evento inesperado emocionalmente intenso puede crear un trauma psicológico, teniendo como consecuencia reacciones emocionales y físicas intensas. Esto es lo que se conoce como trastorno por estrés postraumático (Tept).
La pandemia llegó para cambiar abruptamente la cotidianidad que solíamos tener. De repente, el mundo como lo conocíamos desapareció y nos vimos forzados a aceptar una nueva normalidad. Esta transformación está suscitando toda clase de efectos negativos, en especial para los menores que no logran comprender o aceptar por qué ya no pueden ver a sus compañeros ni jugar en los parques y se ven forzados a tener una hiperconvivencia con sus padres.
Para los menores que cuentan con un entorno familiar funcional y saludable la probabilidad de desarrollar un Tept disminuye, mientras que en pequeños que viven un ambiente familiar problemático los efectos de este confinamiento pueden marcar su vida emocional en un futuro. Por eso, es importante en estos momentos mantener vínculos muy sanos en pareja y con el resto de los integrantes de la familia.
Los niños a quienes les cuesta adaptarse a esta nueva rutina pueden desarrollar un estrés prolongado, ya que ha sido un cambio que ha durado varios meses. El estrés prolongado tiende a producir cortisol y este no permite que la persona funcione de manera adecuada. Y en el intento de hacerlo, pueden aparecer tics y comportamientos obsesivos, trastornos del sueño, de comida, entre otros problemas psicológicos.
Teniendo en cuenta esto, hay que hacer lo necesario en nuestro hogar para que los pequeños salgan de la pandemia lo mejor posible. Ellos son como esponjas, absorben todo lo que sienten y ven qué pasa entre los miembros de la familia.
Por eso, padres, cuidemos de su salud mental en este tiempo. Nuestro comportamiento puede tener un impacto directo en los niños. Hay dos opciones: enviar mensajes de peligro (manteniendo un ambiente tenso y miedoso en el hogar), o de fortaleza, resiliencia y espera a los niños.
Es fundamental como padres estar al tanto de lo que piensan y sienten nuestros hijos durante el confinamiento. Por esto es necesario crear espacios donde ellos puedan expresarse y manifestar lo que están sintiendo y pensando. Algunos de los adultos mayores pueden empezar creando un círculo para hablar de cómo se sienten ese día y así modelar lo que se espera en este espacio.
Los niños son muy observadores. Si llegan a sentir que sus padres no se despegan del computador o del celular, si observan a sus padres en
continuas discusiones, si ven que no expresan afecto o comienzan a tomar alcohol de una manera exagerada, estos cambios pueden causar un efecto negativo en ellos. No es cierto que los pequeños “olvidan” o “no recuerdan” por ser niños. Al contrario, los traumas quedan grabados de una manera mucho más fácil en los menores porque su cerebro se está moldeando constantemente y –repito– son como una esponjita.
Entre los 3 y los 8 años de edad se considera que la interacción social es fundamental. En estas edades los menores empiezan a aprender a socializar con los demás, lo cual es de suma importancia para el bienestar emocional. Durante esta época de crisis sanitaria, los juegos de fantasías y el arteterapia pueden aportar un gran beneficio para la salud emocional de los niños. Con el juego de fantasía el pequeño pueda botar y hacer catarsis de las emociones, imaginarse que el virus es un bicho que llegó a picar y así crear toda una historia sobre este.
Los niños a quienes les cuesta adaptarse a esta nueva rutina pueden desarrollar un estrés prolongado, ya que el cambio ha durado varios meses.