Para los jóvenes acceder a un trabajo
El desempleo se convirtió en un grave efecto secundario del coronavirus en la economía global, millones de personas en el mundo han perdido sus empleos. Sin embargo, los más afectados por esta situación han sido los más jóvenes, quienes no solo viven mayores dificultades para acceder a la educación superior en medio de la crisis, sino que también son el grupo con la mayor tasa de desocupación.
En Colombia, la tasa de desempleo juvenil (menores de 28 años) en el trimestre mayo-julio fue de 29,7 por ciento, 12,2 puntos porcentuales más alta que en el mismo periodo del año pasado. Es decir, mientras que en este periodo de 2019 había 5,69 millones de jóvenes empleados, para 2020 la cifra cayó a 4,29 millones. Eso significa que se destruyeron 1,4 millones de empleos.
Aunque son tiempos sombríos en materia laboral, cientos de miles de jóvenes continúan en la búsqueda de oportunidades en medio de la gran incertidumbre de esta coyuntura. ¿Qué hacer?
Lo primero que se debe tener en cuenta a la hora de buscar trabajo en esta ‘nueva normalidad’ es que, en medio de la cuarentena, los métodos de contratación cambiaron, especialmente, uno de los pasos que más atemorizaba a los jóvenes que estaban en búsqueda de empleo: la entrevista laboral.
Los candidatos, al igual que sus entrevistadores, se han visto obligados a migrar a la virtualidad para poder conocerse y tomar una decisión sobre la persona elegida para un cargo.
De acuerdo con Felipe Franco, gerente sénior de Spring Professional, firma de reclutamiento especializado para mandos medios y direcciones de Adecco, “Todos estamos en un proceso de adaptación para la realización de entrevistas por medios digitales y virtuales, es un constante aprendizaje”.
Franco explicó que, si bien las entrevistas no son presenciales, los aspirantes deben cuidar ciertos aspectos que cualquier empleador tiene en cuenta a la hora de elegir un candidato.
“El hecho de no estar en un mismo espacio con el interlocutor no significa dejar a un lado algunas
¿Batería cargada? ¿Buena conexión a internet? Realice una prueba con algún amigo para comprobar que todos los aspectos técnicos, audio y micrófono funcionan correctamente.
Aunque se halle en casa por la pandemia, eso no quiere decir que no le dé la importancia a una reunión. Así esté en su sala o cuarto, recuerde que se encuentra en una entrevista de trabajo seria, por lo que un atuendo formal es siempre la mejor opción.
En las entrevistas presenciales, puede haber nervios y se cometen errores de lenguaje corporal, y, aunque se piense que en la virtualidad esto es tema superado, con las cámaras los fallos se hacen más evidentes. Concéntrese en conservar una postura adecuada –ni encorvada ni excesivamente erguida– y mantenga el contacto visual en todo momento con el entrevistador, sin mirar a otras partes de la sala o un papel.
Cuando se utiliza Skype, Zoom o Meet, se suele mirar a la pantalla, ya sea para ver cómo se ve o chequear algún dato. Sin embargo, en una entrevista de trabajo virtual, intente mirar siempre directamente a la cámara, del mismo modo en que en una presencial miraría a los ojos del entrevistador. Un buen consejo es ocultar la propia imagen de la pantalla.
En cualquier entrevista, los candidatos tienden a responder rápido, buscando demostrar entusiasmo y conocimiento sobre lo que les preguntan. El problema es que con la virtualidad puede haber un pequeño retraso o interrupciones en la comunicación. Por esta razón, cuando le pregunten, respire, tómese unos segundos para pensar cada respuesta y esfuércese más de lo habitual en vocalizar cada sílaba.
las instituciones de educación superior tendrán que repensar sus programas académicos tanto para la sostenibilidad de los modelos como para la pertinencia en la demanda laboral.
El rector dice que, si bien las carreras tradicionales como Medicina, Derecho o Administración de Empresas no perderán mercado, “es claro que en el poscovid las ingenierías tendrán mayor protagonismo, especialmente la Agroindustrial, la Energética (enfocada en el manejo de energías renovables) y la Informática (con énfasis en analítica y procesamiento de datos)”.
La conclusión es producto de un estudio que realizó esa fundación universitaria para conocer las principales necesidades de talento profesional en Colombia en el inmediato plazo y qué programas académicos cumplirán con las expectativas y demandas.
Según el análisis de mercado, serán factores clave en la pospandemia programas académicos como Ingeniería Informática, Ingeniería Energética, Química Farmacéutica e Ingeniería Agroindustrial.
En cuanto a Ingeniería Informática, el trabajo evidenció que en Colombia hay un déficit de ingenieros informáticos, que puede oscilar entre 35.000 y 95.000 posiciones laborales anuales, dependiendo de los tipos de escenarios de crecimiento.
Se encontró también que el programa de Química Farmacéutica será muy demandando, ya que –según el Consejo Nacional de Política Económica y Social (Conpes)– el país cuenta hoy con 10,4 químicos farmacéuticos por cada 100.000 habitantes cuando en
Mis amigos en España me cuentan que la pandemia ha logrado algo inaudito en el regreso a clases presenciales: ¡los niños están felices de volver al colegio después de las vacaciones de verano! Nunca habían deseado tanto volver a las aulas, las rutinas y sus amigos. La pandemia ha conseguido que la educación esté en el centro del debate público y político. Es el lugar que siempre ha merecido, pero nunca había tenido. La pandemia ha obligado, además, a los padres y cuidadores a involucrarse más en el proceso educativo de sus hijos, un reto que siempre ha tenido el sector educativo. Debemos aprovecharlo para tomar las acciones necesarias para que esta crisis no tenga efectos a largo plazo en nuestros niños, niñas y jóvenes.
Estamos viviendo una crisis sin precedentes en el sector educativo con consecuencias que pueden ser devastadoras, sobre todo para los niños de hogares más vulnerables. Aunque las condiciones del hogar siempre han sido importantes para el aprendizaje, ahora son determinantes. A pesar de los esfuerzos del sector, es de esperar que los aprendizajes durante el cierre de escuelas reflejen las grandes disparidades entre hogares en conectividad, acceso a dispositivos, espacio para estudiar, disponibilidad de libros y materiales, o las posibilidades de contar con el acompañamiento constante de padres y cuidadores. A las posibles pérdidas de aprendizajes hay que añadirles el impacto en el desarrollo socioemocional de los niños debido a la falta de interacciones y los efectos del confinamiento, así como los previsibles impactos en abandono por la desconexión con el colegio o por las necesidades económicas derivadas de la crisis económica.
La reapertura parcial, gradual y segura de las escuelas es el primer paso para recuperar los efectos de esta crisis. Es uno esencial y muy difícil de dar, por lo que el debate sobre la implementación de medidas de bioseguridad y los protocolos de reapertura es pertinente. Sin embargo, es solo el primer paso en una maratón. Al final de año, los estudiantes en Colombia podrían perder entre la mitad y un 75 por ciento de los aprendizajes que acumulan en un año. Recuperar estos aprendizajes es una tarea titánica, urgente y que va a requerir el esfuerzo coordinado de Gobierno, Secretarías de Educación, colegios, docentes, hogares y sociedad civil.
La respuesta empieza por los niveles de aprendizaje y de desarrollo socioemocional de los niños, empezando con el retorno a clases. Solo así podemos saber el impacto real que ha tenido la crisis y la evolución en la recuperación. El segundo paso es diseñar planes de de aprendizajes, basados en estas evaluaciones y priorizando competencias básicas como lenguaje y matemáticas, que son fundamentales para absorber el resto del currículo. Y el tercero es el más difícil: diseñar una respuesta del sector apropiada a estas necesidades, que ofrezca la flexibilidad y apoyo necesarios a los docentes y directivos docentes para implementar estos planes en coordinación con los padres y cuidadores.
Esta respuesta del sector va a necesitar cambios profundos en la educación: curriculares, pedagógicos, y de gestión del sector y del recurso humano. Pero también cambios profundos en la sociedad. Los padres deben seguir jugando un rol fundamental en este proceso y necesitarán más flexibilidad laboral por parte de sus empleadores para hacerlo. Se deberá apoyar sobre todo a los más vulnerables. Y se necesitará proteger el gasto público en educación en medio de la peor crisis económica de la historia reciente. El reto es enorme y recuperarnos de los efectos de esta crisis va a requerir el esfuerzo de todos de manera coordinada. El presente y el futuro de nuestros niños lo demanda. El momento es ahora.
A las posibles pérdidas de aprendizajes hay que añadirles el impacto en el desarrollo socioemocional de los niños debido a la falta de interacciones y los efectos del confinamiento.