Opinión
Daniel Uribe
Estamos en un punto de inflexión del sistema educativo. Es momento para proyectar nuevos escenarios, cambiar el rumbo y hacer de nuestro país un hub de talento que reconoce las necesidades y oportunidades de los territorios para fortalecer la reactivación y la competitividad.
El impacto de la pandemia es multidimensional: salud, educación, empleo y pobreza son las dimensiones más afectadas. La tasa de desempleo, que llegó a un pico de 21,4 por ciento en mayo, ha demostrado una recuperación en los últimos meses llegando hasta 15,8 por ciento en septiembre, sin embargo, aún es preocupante la situación de poblaciones vulnerables como los jóvenes o las mujeres, que aún tienen tasa de desempleo de 28 y 24 por ciento respectivamente.
Bajo el contexto actual, los términos de upskilling y reskilling, o cierre de brechas y reconversión, y la pertinencia de educación orientada al empleo, toman una mayor relevancia. En la reciente Cumbre de Líderes por la Educación, de Semana, tuve el privilegio de compartir un panel con el viceministro de Educación Superior, Luis Fernando Pérez, y con el director de Formación Profesional del Sena, Farid Figueroa, y debatimos acerca de la pertinencia académica para el mundo laboral, profundizando en cómo formar a estudiantes que se ajusten a las nuevas necesidades del mundo laboral y las oportunidades que tiene la educación dual para atender estas necesidades. Los tres temas sobre los cuales giró nuestra conversación fueron: primero, la importancia de tener un lenguaje común entre los formadores, los empresarios, los estudiantes, es decir, el sistema educativo en general, que se viene trabajando a través del Sistema Nacional de Cualificaciones y que permitirá acelerar la actualización de programas e incorporar información de prospectiva sectorial; el segundo, el aseguramiento de la calidad, reconocer las competencias como eje fundamental para evaluar la calidad, diferenciando y resaltando la importancia de las competencias socioemocionales, las competencias digitales que cada vez se necesitarán por la cuarta revolución industrial y las competencias específicas de cada ocupación; por último, se resalta la pertinencia de la educación frente a los territorios, destacamos que la competitividad de los territorios o regiones del país se verán fortalecidos si se especializan, reconocen su contexto y potencial y se cuenta con una mayor participación, compromiso e inversión de parte del sector privado en estos temas de formación.
Necesitamos empezar a aumentar la inversión en formación para el trabajo y la reconversión de competencias, ya que esta inversión tendrá impactos positivos en toda la población, desde los jóvenes hasta los adultos mayores. Lo cierto es que esta conversación y reflexión sobre la pertinencia de la educación orientada al empleo es global, recientemente en un panel de la Ocde sobre la educación durante la pandemia, líderes como Marcelo Carol, del BID, y Andrew Cunningham, de la Red de Fundaciones de la Ocde, resaltaron que, para atender la crisis, y en particular los impactos negativos en movilidad social que se está viviendo, se requiere un esfuerzo articulado entre Gobierno, sector privado y el sector social para atender las nuevas dinámicas del mundo laboral. Estamos frente a una oportunidad para construir un sistema más inclusivo, articulado y pertinente.
Necesitamos empezar a invertir más en formación para el trabajo y la reconversión de competencias, pues hacerlo tendrá impactos positivos en toda la población.