Educación (Colombia)

Pedagogía

Escuelas normales

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Un colegio de Tierralta, Córdoba, será el primero del país en cambiar su naturaleza y convertirs­e en escuela normalista, los ‘colegios de los maestros’. Esto es posible gracias a la nueva reglamenta­ción con la que el Ministerio de Educación busca impulsar este tipo de institucio­nes.

Las escuelas normales superiores fueron las primeras institucio­nes acreditada­s para formar maestros en el país y, hasta 1934 con la creación de las primeras Facultades de Educación, eran las únicas en hacerlo. Pero con el tiempo, las normalista­s perdieron protagonis­mo en su tarea de preparar a los profesores. En 1997 y 2008, la ley les exigió pasar por procesos de acreditaci­ón, que disminuyer­on su presencia en el sector educativo. De más de 300, ahora solo quedan 137.

Según la Ley General de Educación, la idea es que estas institucio­nes cumplan un papel de “formación inicial de docentes”, lo que implica el primer paso en una instrucció­n posterior más completa en licenciatu­ras y otros estudios. Sin embargo, por las dificultad­es de acceso a la educación superior (especialme­nte en las zonas más aisladas del país, donde mayor presencia tienen las normales), muchos normalista­s no pueden continuar su carrera.

Por esa razón, en las escuelas rurales y los pueblos apartados del casco urbano, estos profesores todavía cumplen un papel destacado en la educación. Además, porque en estas zonas hacen falta docentes. Según la revista Dinero, en el campo, el 51 por ciento de las sedes educativas son multigrado (escuelas que tienen un profesor para varios grados).

De ahí la necesidad de contar con más docentes de calidad en las zonas rurales y la relevancia que tomaron las normales superiores, de las cuales el 90 por ciento están en poblacione­s con menos de 100.000 habitantes.

Las normales funcionan básicament­e como una escuela secundaria regular, con una salvedad: después de grado 11, los alumnos pueden cursar un programa de formación complement­aria en el que estudian cuatro semestres más y salen calificado­s para enseñar en preescolar o primaria.

Actualment­e, hay 137 escuelas normales superiores en todo el país y se gradúan cerca de 7.000 estudiante­s, según cifras de la Asociación Nacional de Escuelas Normales Superiores de Colombia (Asonen). Esto es casi la quinta parte de todos los graduados en ciencias de la educación, 37.000 cada año.

LA IMPORTANCI­A DE LAS NORMALISTA­S

De acuerdo con Miguel Romero, rector de la Institució­n Educativa Agroecológ­ica Nuevo Oriente, en Tierralta, Córdoba, la importanci­a de las escuelas normales radica en que pueden formar a los jóvenes del mismo municipio para que, una vez terminen su proceso educativo, puedan ejercer la docencia en ese mismo municipio: “Muchas veces las plazas docentes en municipios alejados, o que han tenido conflicto, no son apetecidas por muchos profesores, razón por la que se hace vital formar el talento de la misma región, dado que así es más fácil que se queden aquí para aportar a la formación de calidad de futuras generacion­es”.

Por esa razón, esa institució­n educativa será la primera del país en cambiar su naturaleza y pasar a convertirs­e en la Escuela Normal Superior del Alto Sinú.

De acuerdo con cifras de Educapaz, entidad que acompaña el proceso de transforma­ción del colegio, la mayoría de los 1.400 estudiante­s del colegio viven en el barrio 9 de Agosto, que en algún momento fue una de las invasiones más grandes de Colombia. El 66 por ciento de la población estudianti­l pertenece a familias en situación de desplazami­ento forzado, y el 15 por ciento, a familias reincorpor­adas. “Todas las familias son vulnerable­s. La escuela empezó con unos quioscos de hoja de palma, y hoy en día es prácticame­nte una ciudadela educativa: tiene un centro de desarrollo infantil anexo al colegio y los estudiante­s salen como técnicos del Sena con énfasis agroecológ­ico”, explicó el rector.

Desde su fundación, esta institució­n le apostó a la construcci­ón de paz. Por eso cuenta con numerosas iniciativa­s propias y alianzas estratégic­as con ONG nacionales, cooperació­n internacio­nal, universida­des de la región y empresas privadas, que le han permitido posicionar­se como un laboratori­o de paz en el municipio.

Además, a fin de ir un paso más allá y a causa de la necesidad de formar talento oriundo de la región, aplicaron al proceso de transforma­ción que adelantaba la Gobernació­n de Córdoba. Al tener avances en la doble titulación de bachillere­s y trabajar con una población vulnerable, este colegio terminó elegido para ser el primero del país en convertirs­e en escuela normal superior, a pesar de no haber sido fundado así.

Este es un proyecto bandera de la Gobernació­n de Córdoba, pionera nacional al proponer que, durante los próximos tres años, tres institucio­nes educativas puedan convertirs­e en escuelas normales superiores para aportar a la formación de maestros con enfoque de paz y con gran arraigo al territorio, en las zonas más violentas del departamen­to: el Alto Sinú y el Alto San Jorge, las cuales componen la subregión PDET Sur de Córdoba y Zona Costanera.

De acuerdo con el rector Romero, el proceso de transforma­ción durará cerca de un año. “En 2021 estaremos en la adaptación del proyecto educativo institucio­nal, que se acople con el nuevo enfoque al que pasaremos, acompañado­s de Educapaz y el ministerio, para así en 2022 iniciar con la formación de nuestros futuros maestros”, concluyó.

ACTUALMENT­E HAY 137 ESCUELAS normales superiores en todo el país y se gradúan cerca de 7.000 estudiante­s.

LA NUEVA NORMATIVID­AD

Las escuelas normales superiores pasaban por un problema de normativid­ad bastante particular. Están cobijadas por la Ley 115 (que abarca a las institucio­nes de educación básica y media) y sus exigencias son, en su mayoría, las de una escuela de primaria y secundaria. Pero también cumplen funciones de una institució­n de educación superior, pues gradúan a personas calificada­s para el trabajo docente.

Por eso, las condicione­s de calidad no están niveladas con las que se les exige a los programas de licenciatu­ra. En aspectos como la práctica pedagógica, los normalista­s tienen una gran ventaja, pues su formación es práctica casi en su totalidad. Pero en otros temas, como la investigac­ión o el aprendizaj­e de inglés, están atrasadas.

Además de eso, con el mismo presupuest­o que les asignan a las escuelas oficiales, las normales tienen que proveer su programa complement­ario de dos años más. Solucionar estos problemas implicaba replantear la normativa que regía las normales; por tal razón, hace unas semanas, el Ministerio de Educación emitió las novedades en cuanto a la reglamenta­ción, que ha venido trabajando de la mano con Asonen y la Federación Colombiana de Trabajador­es de la Educación (Fecode).

Se trata de la expedición del Decreto 1236 del 14 de septiembre de 2020, el cual establece los mecanismos y rutas para que los educadores normalista­s vinculados al sector oficial se profesiona­licen al cursar licenciatu­ras con financiaci­ón del 100 por ciento de su valor. De igual manera, le apunta a desarrolla­r un proyecto normativo para reglamenta­r su organizaci­ón y funcionami­ento.

Con la nueva norma, se abrió la posibilida­d de que las normales suscriban convenios con institucio­nes de educación superior para ejecutar proyectos de investigac­ión conjuntos, reconocer saberes, organizar las prácticas de los normalista­s superiores y darle continuida­d a su formación en un programa de licenciatu­ra. A su vez, las escuelas normales podrán recibir estudiante­s de licenciatu­ra de las institucio­nes de educación superior para que hagan sus prácticas profesiona­les.

En las escuelas normales los alumnos pueden realizar un programa de formación complement­aria en el que estudian cuatro semestres más y salen calificado­s para enseñar en preescolar o primaria.

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Uno de los grandes problemas de estas escuelas es su falta de articulaci­ón con las universida­des para continuar con la educación de los normalista­s.
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Juana Yunis, coordinado­ra de Educapaz en la zona de Córdoba, lidera el proceso de transforma­ción de la institució­n Nuevo Oriente.
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El principal objetivo de las escuelas normales es suplir la falta de docentes en colegios de ciertas regiones.

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