ENTREVISTA
Después de 38 años como rector, Jesús Ferro Bayona anunció que dejará la rectoría de la Universidad del Norte. Semana Educación lo entrevistó.
SEMANA EDUCACIÓN (S.E.): Usted ha estado durante casi cuatro décadas al frente de la Universidad del Norte, ¿por qué decidió retirarse después de tanto tiempo? JESÚS FERRO BAYONA (J.F.): Los cambios en los cargos directivos de las instituciones son normales. La Universidad del Norte ha alcanzado óptimos resultados, así como un nivel de excelencia reconocido en el país y por la comunidad académica internacional. Es un buen momento para que haya un cambio en la rectoría. La continuidad en el cargo del rector ha permitido a la universidad mantener políticas y estrategias que responden a una visión de largo plazo. Para el caso de nuestra universidad, esa visión ha sido exitosa. S.E.: ¿cómo era la universidad antes de que usted fuera el rector? J.F.: La creación de la Universidad del Norte en 1966 fue un hecho significativo para la ciudad y la región Caribe. Nuestros fundadores fueron unos visionarios porque lograron crear una institución privada que le apuntó a la calidad. Cuando llegué a la Rectoría, la universidad había hecho un recorrido de 14 años. Mi visión fue llevar aún más lejos los propósitos fundacionales. Para 1980 la Uninorte contaba con aproximadamente 2.300 estudiantes matriculados en 8 programas de pregrado y tecnológicos, y cerca de 65 profesores de planta, de los cuáles el 2 % tenía título de doctorado. Hoy contamos con cerca de 16.000 estudiantes de pre y posgrado, matriculados en 15 doctorados, 51 maestrías, 28 pregrados y casi 100 especializaciones. Todo ello ha sido posible gracias al respaldo del Consejo Di- rectivo y a un equipo de trabajo de lujo, en lo académico y lo administrativo. S.E.: Usted creó un programa de formación de desarrollo profesoral de alto nivel, ¿en qué consistió? J.F.: En 1990 formé parte de un Comité Nacional de Colciencias que evaluaba los aspirantes a becas con recursos del BID para estudiar posgrados en el exterior. Me preocupó el hecho de que pocos profesionales de la región Caribe clasificaran. Esa situación fue motivo para crear un fondo especial para la formación de nuestros profesores en maestrías y doctorados en universidades de todo el mundo. La iniciativa se convirtió en lo que conocemos como el Programa de Desarrollo Profesoral que, 25 años después, muestra resultados formidables en la formación de capital humano para la docencia y la investigación. La Universidad del Norte cuenta hoy con el 98 % de sus profesores con título de maestría o doctorado, 42 grupos de investigación reconocidos por Colciencias, de los cuales el 71 % está clasificado en las categorías más altas de la entidad. S.E.: ¿Cómo fortalecer la investigación en el país y qué hace falta para que Colombia tenga mejores resultados en ciencia y tecnología? J.F.: El país tiene que invertir mucho más en ciencia, tecnología e innovación para lograr un mejor desarrollo. Esto no solo se hace destinando mayores recursos económicos, sino también con la formación del capital humano, en maestrías y doctorados, que pueda formular proyectos innovadores. En la universidad estamos haciendo investigación con pertinen-
cia e impacto científico. No solo hemos aprendido a hacer ciencia, sino que la hemos puesto al servicio de la industria, del Gobierno y de la sociedad. Además, hemos estructurado políticas para su internacionalización, que incluyen producción intelectual en revistas indexadas, la participación en redes internacionales de investigación, la movilidad de profesores y la presentación de proyectos de investigación en convocatorias internacionales. S.E.: La Universidad del Norte es la institución privada con más beneficiarios de Ser Pilo Paga, ¿cuál es el balance y cómo les está yendo en materia de calificaciones y adaptación? J.F.: En la universidad hay 3.150 beneficiarios de este programa. Los pilos de Uninorte han podido igualar y superar a otros estudiantes que vienen de una situación económica y un entorno social más favorable o de mayores recursos. Estos jóvenes tienen una gran capacidad para adaptarse a la realidad universitaria, muestran un gran compromiso con su formación, una participación activa en el aula de clase y en las actividades extracurriculares. A nivel social, estos jóvenes se vinculan cada semestre a los grupos estudiantiles, de música, de arte, de deportes y, en general, a todo lo que les ofrecemos. El balance ha sido muy positivo, pues hemos apostado a que estos jóvenes sean exitosos proporcionando, además, recursos económicos y profesionales para diagnosticar y acompañar su desempeño académico y su bienestar. Hoy podemos decir que a la Universidad del Norte llegan los jóvenes con más altos puntajes en las pruebas Saber, sin discriminación social. Aquí no cuenta el estrato, lo que importa es la inteligencia y el talento, la capacidad y las ganas de superarse. S.E.: ¿Cuáles cree que son los retos que le espera a la educación superior en el Caribe colombiano? J.F.: Queremos tener una Colombia educada, eso debe volverse una realidad en las aulas, en las universidades, en los colegios. Desde hace varios años el principal desafío ha sido aumentar la cobertura en educación superior, pero esto no debe ser el único objetivo. Hay que hacer un esfuerzo mayor para que la educación sea de calidad, y para ello es indispensable invertir en el recurso humano, lo que se traduce en universidades que incluyan una planta de profesores con formación doctoral que fortalezcan la actividad investigativa; laboratorios de alta tecnología, con objetivos didácticos, bibliotecas interconectadas y programas de formación pedagógica para los docentes. S.E.: ¿Qué aportes debe hacer la universidad colombiana al proceso de paz? J.F.: En esta institución hemos procurado contribuir a la construcción de paz con lo que nos corresponde: la educación. Nuestros profesores investigan, analizan, realizan debates en los que participa la sociedad: espacios en los que se forma opinión pública y se expresan con libertad, pero con respeto. La paz es un asunto público. No es de un Gobierno, es responsabilidad de todos. Por ello, para tomar mejores decisiones, es necesario el debate, la deliberación y el cuestionamiento pacífico.
“QUEREMOS TENER UNA COLOMBIA EDUCADA, PERO ESA COLOMBIA EDUCADA DEBE VOLVERSE UNA REALIDAD EN LAS AULAS, EN LAS UNIVERSIDADES, EN LOS COLEGIOS”.