ÉL ME LLAMÓ MALALA
arduo trabajo que tiene en su Fundación que ofrece educación gratuita a niñas de 12 años, hacen parte de un itinerario que debe dividir entre una vida de seguidores y la normalidad de sus actividades en casa. Por eso, a medida que quedan atrás sus discursos activistas, la cámara entra a su vida familiar, y la Malala popular se vuelve más humana. Charla con su familia en la sala de su casa, bromea con sus hermanos, pero especialmente habla de su padre como la persona que está detrás de su grandeza, mientras su madre guarda silencio. Es aquí donde Ziauddin Yousafzai, activista y profesor, expresa con orgullo el significado del nombre de su hija, el cual compara con el de Juana de Arco, una mujer luchadora y desafiante, muy parecida a su hija. Yousafzai dice que en lo único que no coinciden es en su muerte. Así mismo, responde a las acusaciones sobre su culpabilidad en el intento de asesinato de Malala, y en especial en su formación crítica y desafiante. Lo cierto es que para este padre de familia el orgullo es inmenso, pues ha formado una mujer que no se acostumbra a callar ante las injusticias. La tarde del 9 de octubre de 2012, en el valle del Swat, al noroeste de Pakistán, el grupo terrorista de los talibanes paquistaníes le disparó en dos ocasiones a una niña de 14 años cuando salía de su escuela. Esa niña, que milagrosamente se salvó de morir, se llama Malala Yousafzai, la mujer más joven en obtener el Premio Nobel de Paz por su trabajo activista en la educación y los derechos de las mujeres. Malala es una de las personas más influyentes en el mundo; sin embargo, repite que ella es una niña normal. Esto lo demuestra cuando responde, un poco apenada, que su cita ideal sería con Brad Pitt o Roger Federer, y cuando enumera las novelas que le gusta ver. Sin embargo, cuando habla sobre su lucha para que la educación sea un derecho fundamental de las niñas en todo el mundo, revela que Malala no puede ser una niña normal. Su rebeldía frente a las injusticias no es común en las adolescentes de Pakistán; eso es algo que no se puede esconder frente a una cámara. Las imágenes de sus reuniones con las comunidades a las que intenta ayudar, el