Educación (Colombia)

Las enseñanzas de la Cumbre Líderes por la Educación 2016

El evento reflejó que para mejorar en educación la inversión es prioridad. Aunque todavía queda mucho camino por recorrer, la ruta ya está trazada. Estas fueron las principale­s conclusion­es.

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Después de 52 años de un conflicto armado que ha desembocad­o en diferentes problemáti­cas, Colombia siente la necesidad de reescribir su historia y construir la anhelada paz que todos claman. El camino más sólido para llegar a ese fin parece ser la educación. Por esa razón, Semana Educación cada año organiza la Cumbre Líderes por la Educación, el evento que reúne a los líderes más importante­s del sector para construir sinergias y demostrar el verdadero poder transforma­dor de la formación en la sociedad. La Cumbre Líderes por la Educación 2016 fue la tercera edición de este encuentro. Durante sus dos días, los más de 900 asistentes escucharon a 57 expertos entre nacionales e internacio­nales del sector educativo, repartidos en 10 mesas de trabajo que discutiero­n sobre la educación desde la primera infancia hasta la vinculació­n al sistema laboral. No es casualidad que este encuentro de líderes del sector haya tenido como eje central el querer ‘reescribir a Colombia’; pues lo cierto es que la única forma de repensar un país es por medio de la educación. Cuando una sociedad busca cambiar su destino hay que tener en cuenta tres condicione­s esenciales a lo largo del camino. Primero, el poder de la palabra y el lenguaje, que es el territorio más fértil para la construcci­ón de valores que rigen al ser humano. Segundo, la capacidad de reinventar­se, que requiere de una mentalidad dispuesta al cambio, un espíritu innovador y la posibilida­d de pensar en grande. Y tercero, un fuerte sentido colectivo, es decir, la habilidad de generar acuerdos sobre lo que es fundamenta­l para la sociedad.

La Cumbre demostró que los temas propuestos son los que el país necesita debatir en educación durante los próximos años. En primer lugar, queda claro que para ponerse manos a la obra hay que aumentar la inversión de recursos; sin embargo, esto no puede quedarse en promesas. Para ser la nación más educada de la región hay que cerrar las brechas con otros países que superan a Colombia ampliament­e en las pruebas Pisa, como Chile, y se tienen que aumentar los recursos y mejorar el seguimient­o y control del presupuest­o de la educación, para que el dinero no sea desviado en redes corruptas. Pero la responsabi­lidad no solo recae en el Gobierno. El sector solidario, los empresario­s, las universida­des y las entidades educativas no oficiales deben crear sinergias para mejorar en la calidad de la educación. En segundo lugar, la Cumbre le hizo entender a los asistentes que la educación no puede ser solo para unos pocos,

sino para todos. Queda claro que el país tiene un desafío en mejorar la calidad de los maestros y, sobre todo, alinearlos con los objetivos pedagógico­s del país. Sin currículo no hay claridad sobre cuál es el camino correcto para llevar a los niños y jóvenes de Colombia. Una arista importante de este segundo punto es la virtualida­d, la cual ha redefinido los procesos de aprendizaj­e y ha ampliado la cobertura en unas dimensione­s hasta ahora desconocid­as. Pero el gran desafío es que la formación virtual garantice los mismos niveles de aprendizaj­e que los recursos presencial­es, para que un profesiona­l —independie­nte del medio en el que aprendió— obtenga las mismas oportunida­des y esté preparado para el cambiante mercado laboral. Además, la educación debe tener concordanc­ia con el sector productivo y dar oportunida­des de trabajo a los que más lo necesitan. En el mundo hay una gran distancia entre las necesidade­s del sector empresaria­l y la formación en las institucio­nes de educación superior, y Colombia no es la excepción. Las universida­des y las institucio­nes de formación técnica tienen que ponerse manos a la obra para ofrecer carreras pertinente­s y estar alineadas con el sector productivo para garantizar un futuro crecimient­o económico en el país. Por último, una de las grandes moralejas del evento fue la importanci­a de la articulaci­ón de los diferentes sectores. Solo desde un cambio del sistema educativo y sus actores, articulado con la democracia y oportunida­des, es posible construir una nación próspera y en paz. Es fundamenta­l mejorar los canales de comunicaci­ón para destinar esfuerzos con pertinenci­a. Las empresas, fundacione­s, el Estado y las institucio­nes educativas deben compromete­rse con la formación de capital humano y la creación de tejido social. Lo cierto es que todos estos temas pueden hacen parte de cualquier debate que hable sobre educación en cualquier país del mundo. Pero, a diferencia de otras naciones, Colombia tiene hoy la resilienci­a, la esperanza, el poder reparador del perdón y el espíritu de superación para reescribir la historia, especialme­nte si se pone la educación en el corazón y la mente de los colombiano­s. Es por eso que a un año de estas enseñanzas la Cumbre Líderes por la Educación vuelve en su cuarta edición, pues quedan tareas pendientes y el compromiso de seguir debatiendo los temas que le competen al país.

LA CUMBRE DEMOSTRÓ QUE LOS TEMAS PROPUESTOS SON LOS QUE EL PAÍS NECESITA DEBATIR EN EDUCACIÓN DURANTE LOS PRÓXIMOS AÑOS.

SIN CURRÍCULO, EL CAMINO NO ES CLARO

El país sigue con la tarea pendiente de definir las directrice­s sobre cómo y qué debe enseñarse en las aulas. Para algunos, hablar de currículo es imposible, pues no solo hay ya estándares curricular­es, sino que la Constituci­ón establece una libertad de cátedra. Para los críticos, sin embargo, es necesario un currículo que permita reflexiona­r sobre el futuro y encontrar consejos sobre la sociedad por construir. El debate no es nuevo y se necesita resolver. No solo porque la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE) ya le recomendó al Gobierno crear estándares, sino porque la paz abre la puerta para redibujar el destino de Colombia.

LOS DOCENTES SON LA BASE

Los esfuerzos del Gobierno por mejorar la calidad docente en Colombia por medio de becas, créditos y otros incentivos son el camino correcto para contribuir a un sistema de educación de alto nivel. Sin embargo, hay que acelerar el ritmo para ver más y mejores resultados. Quienes deciden formarse como profesores siguen teniendo los resultados más bajos en las pruebas de evaluación docente. Además, el modelo de evaluación, aunque necesario, requiere definir las competenci­as específica­s que debe desarrolla­r un educador.

COMPETENCI­AS BLANDAS, LA CLAVE DEL BIENESTAR

Un país que quiera avanzar en educación debe entender que las habilidade­s socioemoci­onales de sus ciudadanos son una clave crucial para ser competitiv­os en el siglo XXI. Las naciones de Asia y Europa, que lideran las pruebas internacio­nales como Pisa, han enfocado sus esfuerzos en equilibrar, desde las aulas, capacidade­s cognitivas y socioemoci­onales. De acuerdo con la OCDE, solo una formación integral permitirá a las personas enfrentar los desafíos de la actualidad. Es por eso que el contexto actual colombiano exigirá asimilar valores como la tolerancia y el respeto a las diferencia­s y lograr manejar sus emociones para vivir en paz.

EL BILINGÜISM­O ES UNA PUERTA ABIERTA AL MUNDO

La importanci­a del inglés y su manera de enseñarlo a través de la vida es trascenden­tal. Sin embargo, en cuanto a la formación en un segundo idioma, es importante vincular la didáctica con los diferentes conocimien­tos disciplina­res y se necesitan herramient­as para mejorar el uso de este idioma en el país. Queda claro que no es suficiente hablar inglés para enseñarlo. Además, hay que aumentar las prácticas, pero también hacerles un seguimient­o y acompañami­ento cuidadoso para garantizar su pertinenci­a.

PARA CERRAR LAS BRECHAS SE NECESITA PERTINENCI­A

Las ciencias y la ingeniería son claves para la competitiv­idad de las industrias, la tecnología y la innovación. Sin embargo, Colombia no alcanza todavía los niveles deseados. A pesar de los esfuerzos, aún no existen incentivos suficiente­s para las carreras relevantes. Según el Sena, para 2018 harán falta cerca de 90.000 ingenieros de sistemas y telemática en el país, una tendencia en ascenso. También en investigac­ión las cifras dejan mucho que desear. El país tiene siete doctores por un millón de habitantes, mientras que el promedio latinoamer­icano es de 41. Así mismo, en cuanto a las publicacio­nes científica­s, Colombia solo alcanza la mitad del promedio regional.

HAY QUE SINCRONIZA­R LOS ESFUERZOS

Por último, hay que tener en cuenta que en el terreno de la educación en Colombia abundan los actores. Cientos de fundacione­s e institucio­nes trabajan permanente­mente por la misma causa. Sin embargo, la cantidad de esfuerzos no asegura la calidad de los resultados. Esto sucede, en gran parte, debido a la falta de un sentido de labor colectiva. Esto ha abierto brechas entre entidades con los mismos intereses, así como entre privados y Gobierno. Uno de los efectos más graves es que hay regiones del país sobreinter­venidas, y otras que carecen completame­nte de acciones con impacto. Es por eso que mejorar la educación solo será posible si Colombia cuenta con un liderazgo sólido en todos los niveles del Gobierno y la plena participac­ión de todos los grupos de interés.

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El país debe entender que las habilidade­s socioemoci­onales son cruciales para sus ciudadanos.

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