EL FUTURO, HOY
A través de la educación, las sociedades construyen lo que son e imaginan lo que quieren ser. El momento político y social que atraviesa Colombia representa retos para las escuelas, para el gobierno, para las familias y la sociedad en general. Por eso, debemos preguntarnos si nuestro sistema educativo está respondiendo a estas circunstancias. Necesitamos mayor unión, lo cual es posible si se fortalecen todos los sectores involucrados y si se generan políticas públicas educativas que impulsen la idea de construir un país más equitativo e inclusivo. Una participación democrática, más activa, consciente e informada, no está sujeta de manera exclusiva a la coyuntura electoral y al complejo proceso de transición social que actualmente vivimos en el país. El acceso a la educación y el mejoramiento de su calidad no solo es un camino hacia una sociedad más equitativa, también es un medio para que los ciudadanos formen opiniones, tengan recursos para debatir y ejerzan sus derechos democráticos de manera autónoma, con herramientas para sortear la manipulación y la presión de las maquinarias, en los casos en que estas no se imponen por la fuerza. Además de este aporte crítico de la educación, central en el tema de portada de esta edición, otra faceta que debemos considerar cuando se trata de una situación como la que vive Colombia es la importancia de acercarse a la realidad de los otros, conectar con ella, generar espacios de empatía. Debemos dialogar y entender cómo las emociones, los sentimientos, propios y ajenos, podrían ayudar a construir esa sociedad. Incentivar la discusión y el intercambio de ideas, cuestionar cómo formar individuos resilientes, éticos, responsables y comprometidos por una sociedad más justa y en paz, para empezar un cambio desde la educación y las escuelas. Reconocer la importancia y la pertinencia de las competencias socioemocionales en el desarrollo del país obliga a pensar sobre el papel que debe desempeñar la educación en el siglo XXI para formar ciudadanos íntegros, capaces de manejar estas habilidades y con conocimientos suficientes para la resolución de conflictos. Precisamente estos desafíos del sector, tanto en la esfera individual como a nivel del sistema, ocuparán un lugar esencial en la próxima Cumbre Líderes por la Educación, que se llevará a cabo en septiembre. Experiencias y voces diversas, como las que recorren estas páginas, son el referente para plantear caminos concretos hacia ese punto en el que la educación deja de ser una promesa y comienza a transformar, en el presente, complejas realidades.