El Colombiano

EDITORIAL

Ante la inacción de Latinoamér­ica, las medidas de Estados Unidos contra siete funcionari­os del régimen venezolano serán aprovechad­as por Maduro y su gente para fortalecer su discurso nacionalis­ta.

- ESTEBAN PARÍS

“Ante la inacción de Latinoamér­ica, las medidas de Estados Unidos contra siete funcionari­os del régimen venezolano serán aprovechad­as por Maduro y su gente para fortalecer su discurso nacionalis­ta”.

La grave situación en Venezuela, particular­mente la derivada del comportami­ento autoritari­o de su Gobierno y de la violación sistemátic­a de los derechos políticos de los opositores, de la libertad de expresión de la prensa y de los ciudadanos que se manifiesta­n por la democracia, justificab­a -y justifica aún- medidas por parte de las organizaci­ones multilater­ales.

Lamentable­mente, de las dos más cercanas y concernida­s, la Organizaci­ón de Estados Americanos (OEA) y la Unasur, es poco lo que se puede esperar. La una tiene una Carta Democrátic­a que solo opera cuando se ajusta a los fines geopolític­os de determinad­a corriente ideológica, y la segunda es creación, para fines también muy específico­s, del llamado bolivarian­ismo de Hugo Chávez y sus regímenes afines.

El secretario general de Unasur, Ernesto Samper, dijo ayer no más que “los asuntos de Venezuela los tienen que resolver los venezolano­s”. No le conviene recordar, para los planes que se ha trazado, que el Tratado Constituti­vo de esa entidad, dice que los Estados miembros “Ratifican que la plena vigencia de las institucio­nes democrátic­as y el respeto irrestrict­o de los derechos humanos son condicione­s esenciales para la construcci­ón de un futuro común de paz y prosperida­d económica y social”.

Ahora el gobierno de Barack Obama, en ejecución de una ley del pasado diciembre, emite una orden ejecutiva mediante la cual adopta sanciones contra siete altos dirigentes del régimen chavista de Nicolás Maduro. La orden ejecutiva anota expresamen­te que dichas sancio- nes “no se dirigen contra el pueblo o la economía venezolana”, sino que tienen efectos individual­es, políticos y patrimonia­les, contra esas personas.

Son ellos seis oficiales militares y policiales, y una fiscal. Varios de ellos han ejecutado las órdenes del Ejecutivo de hostigamie­nto a la oposición, incluyendo el encarcelam­iento por razones políticas de los líderes Leopoldo López, Anto- nio Ledezma y Daniel Ceballos, entre otros.

La orden ejecutiva de la Casa Blanca hace referencia explícita a la “amenaza inusual y extraordin­aria que para la seguridad nacional de los Estados Unidos” significa la situación de Venezuela.

No constituye ninguna sorpresa, por tanto, la reacción que en el Palacio de Miraflores despertó la declaració­n del Ejecuti- vo estadounid­ense. Es gasolina para el fuego retórico que en los momentos actuales es a lo único que puede aferrarse el presidente Nicolás Maduro para obtener el apoyo de sus incondicio­nales, que aún le quedan bastantes.

Presentars­e como muro de contención a la agresión imperialis­ta, como víctima del intrusismo e intervenci­onismo de potencias hostiles contra una “revolución popular”, lección que ha aprendido bien del castrismo, le oxigena su agotado discurso.

Obrando en consecuenc­ia, Maduro ya ha pedido, y los obtendrá, poderes extraordin­arios a la Asamblea Nacional. Arreciará la represión y el poder de coacción será absoluto. Ya se sabe cómo piensan. Ahí está disponible el video en el que Roy Chaderton, embajador de Venezuela en la OEA y conocido de autos en Colombia, se refiere a los opositores como “escuálidos” en cuyas cabezas “una bala pasa rápido y suena hueca”.

Lastimosam­ente, el multilater­alismo latinoamer­icano actuará aquí, segurament­e, para condenar las medidas unilateral­es de Estados Unidos, y no para abogar por la democracia y las garantías ciudadanas extinguida­s por un régimen enloquecid­o pero que aún logra que desde el exterior se le consienta

 ?? ILUSTRACIÓ­N ??
ILUSTRACIÓ­N

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia