El Colombiano

Tras secuestro del Eln, la pesadilla queda atrás para Andrés Botero

- Por MARTHA ARIAS SANDOVAL JUAN ANTONIO SÁNCHEZ Y COLPRENSA.

Esposa, padre y hermanos estaban ayer atentos a la llegada del geólogo liberado por el grupo armado tras 19 días de cautiverio. Entregaría mensaje del grupo subversivo.

Con una cena especial, bombas, una nota y mucho amor, María Alejandra Castaño y la familia esperaban anoche el regreso del esposo, hermano, hijo y padre, Andrés Botero, tras recobrar su libertad el martes, luego de permanecer 19 días secuestrra­do por el Eln.

Con una sonrisa y un nerviosism­o que refleja en sus manos, María Alejandra comentó: “no sé a qué horas llegará, pero lo importante es que llegue. No lo he visto, pero sé que está bien”, repetía mientras observaba su celular como esperando una llamada.

Ella percibió a su esposo un poco más relajado, luego de la prueba difícil que él y su familia tuvieron que soportar. Pese a que la comunicaci­ón por teléfono ha sido fluída la cónyugue no veía la hora de estar junto a su esposo. “No lo he podido ver, pero está libre”, manifestó mientras su manos jugueteaba­n con una botella de agua medio vacía.

La compañera esperaba ayer la llegada de Botero, en el Aeropuerto Olaya Herrera de Medellín, pero por dificultad­es registrada­s a última hora, el geólogo no pudo abordar el vuelo inicial y debió tomar otro, retrasando por horas el anhelado encuentro.

“Volví a nacer”

Desde Bucaramang­a, un poco cansado, pero con buen áni- mo, Andrés Botero narró telefónica­mente que esperaba ayer reunirse con su familia tras su liberación.

Comentó, mientras cambiaba su tono de voz, “estoy contento, feliz. Volví a nacer. Estoy bien de salud al igual que mis compañeros. Pude a hablar con mi familia y esa es una felicidad difícil de describir. Tengo una hija de 10 años, ya dialogué con ella y con mi esposa, es muy gra- to volver a escuchar sus voces, al igual que las de mis padres y hermanos”, dijo con voz entrecorta­da.

Precisamen­te, su familia, amigos y compañeros de cautiverio fueron una motivación durante el tiempo del plagio. “La oración, la familia, los amigos, los compañeros fueron parte fundamenta­l, así como el amor de patria y la profesión que nos motiva a seguir adelante. Yo

le pedía a Dios que le diera fuerza a mi familia y que estuviera bien” relató.

Sin embargo, reconoció que “fue una experienci­a difícil que nos llevó el ánimo al piso. Pero la unión con los compañeros y la fuerza nos ayudó a llevar los momentos difíciles. Además, nos dijeron ( el Eln) que nos iban a preservar la vida”.

Aunque como otros secuestrad­os no fue obligado a largas caminatas, sí tuvo que desplazars­e por caminos reales, montañas y montar en mula. Retornar a la normalidad de su vida familiar y profesiona­l lo llena de vida. La pesadilla queda atrás

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María A. Castaño esperaba ayer a su esposo en el aeropuerto Olaya Herrera.

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