El Colombiano

Violet lucha en calma contra la policitemi­a vera

Lleva poco más de 17 años intentando comprender por qué esta enfermedad afecta su cuerpo. Su incidencia es de solo dos personas por cada 100 mil.

- Por NATALIA OSPINA VÉLEZ

Serena, dulce, cálida. Sabe lo que tiene, conoce su diagnóstic­o, pero vive su enfermedad con absoluta tranquilid­ad. “Yo sé que tengo policitemi­a vera, pero uno no sabe en sí en qué consiste, solo los médicos, que por los exámenes se dan cuenta. Ellos le hacen caer a uno en cuenta para que se tome con juicio los medicament­os. Uno siente que algo le funciona como mal, a veces como decaído. La preocupaci­ón de uno es que la doctora dice ’el tratamient­o está, pero eso no cura’”, relata Violet Pérez de Ávila.

La historia de esta mujer, de 71 años, comenzó en 1998. Solo le hablaban de plaquetas altas, pero a su diagnóstic­o no le ponían nombre ni apellido. “¡Era tan raro! Yo me daba cualquier golpe y me daba celulitis, se me inflamaba. Me afectó mucho la circulació­n. Lo más doloroso es esta cuestión de las piernas, a veces no resisto ni las medias, siento como picaditas. En un viaje que hice a Estados Unidos, se me inflamaron las piernas, con unas vetas como rojas. Estuve siempre preocupada tomando dolex, quedándome quieta para poder desinflama­r. A veces se siente uno como decaído, con agotamient­o. Claro que en tierra caliente me siento mejor, pero la cuestión sigue”.

Como todos los pacientes diagnostic­ados con enfermedad­es raras, el soporte médico sigue siendo el gran ausente. Violet, por ejemplo, gracias a su afiliación médica puede acceder con facilidad a diferentes especialis­tas y aún así, que le definieran qué era lo que ocurría en su cuerpo tardó. Esto demuestra que el diagnóstic­o oportuno de este tipo de patologías no es una cuestión de tener mucho o poco dinero para pagar una consulta médica. Aquí la conclusión es la misma: el personal de salud no tiene suficiente preparació­n para diagnostic­ar una enfermedad rara.

“Me ha tocado el cambio donde uno y otro médico en la EPS. Incluso, alguno me llegó a decir que según los exámenes yo no necesitaba ningún tratamient­o. Los médicos ni saben de eso. Hace poco dijeron que parece que tengo fibrosis en la médula, los médicos ven los exámenes y dicen que están buenos, pero la doctora Magalí dice que hay un problema”, re-

firiéndose a Magalí de los Ríos, internista y hematóloga, quien está tratando su caso.

La enfermedad

La policitemi­a vera es considerad­a una neoplasia hematológi­ca que pertenece al grupo de enfermedad­es mieloproli­ferativas crónicas. En otras palabras, se trata de un cáncer en el que por alguna razón, las células de la médula ósea -la fábrica de la sangre- comienzan a multiplica­rse de manera acelerada y ocupan todo el espacio de la médula.

“No se sabe el origen de la enfermedad, pero sí se conoce que correspond­e a una alteración de una célula progenitor­a que crece desmedidam­ente y ocupa el espacio de la médula. Esta es una de las enfermedad­es mieloproli­ferativas crónicas más frecuentes. Tiene una incidencia de dos casos por cada 100 mil habitantes, esa es estadístic­a interna- cional, porque en el país eso no está calculado. Sin embargo, sabemos que aquí tiene una correspond­encia similar”, explica de los Ríos.

Entre los síntomas que caracteriz­an la enfermedad, la especialis­ta habla de pacientes que lucen muy rojos, por lo general manifiesta­n rasquiña (prurito) y usualmente tienen el bazo grande. A eso se suman complicaci­ones cardiovasc­ulares, debido a la alta masa de glóbulos rojos. “Y es que esto sí es como una enfermedad rara, que no se sabe, porque yo no conozco a ninguna persona que tenga lo mismo que yo”, concluye Violet

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