Vogue, la joya del pop, llega a los 25
Las competencias de Vogueing se hacen en Tokio, en Ucrania y hasta en Rusia. El fenómeno volvió.
En 1990, Madonna triunfó en el mundo entero con su canción “Vogue”, acompañada de una coreografía inspirada en los círculos homosexuales más pobres y marginados de Nueva York, que 25 años después ha evolucionado de manera sorprendente y sigue teniendo su cita semanal en la Gran Manzana.
El 20 de marzo de aquel año el gran público conoció, en el videoclip de la canción dirigido por David Fincher, el “vogueing”, un baile nacido más de una década antes en los bajos fondos de Nueva York y que se movía entre la contorsión, el desfile de modelos y el homenaje al Hollywood clásico.
Tras llegar al último rincón del mundo en los noventa, regresó a la escena “underground”, donde todavía sobrevive a la dinámica de lo efímero de la ciu- dad y donde recuerdan a la reina del pop con un sabor agridulce.
Entre la cohorte de bailarines de aquel video estaban José Gutierrez y Luis Camacho, dos miembros de la casa latina Xtravaganza y responsables de enseñar a Madonna la coreografía que la haría todavía más rica.
“Ella vino un sábado y bailamos para ella, como si fuera una audición”, explica Gutierrez. “Madonna es como una enciclopedia y siempre quiere ser la primera en todo. Cada vez que necesita inspiración viene a los clubes de Nueva York, que fue de donde ella también salió. Allí se topó con nosotros”.
El baile era, en origen, una proyección de los anhelos de triunfar de los más desfavorecidos. “Era una serie de poses como los que tienen en la revista Vogue. Siendo gay te haces muchas fantasías, mirando las revistas... Todos veníamos de fa-