PATRIMONIO Tecnología para salvar la lengua
Redes sociales como Twitter pueden ayudar en la preservación de lenguas nativas en el mundo.
La nube es una herramienta útil en la protección de las lenguas indígenas en peligro. Según la Unesco, más de seis mil idiomas hablados hoy podrían desaparecer al final de este siglo y ante el riesgo de perder esta riqueza cultural, diversas iniciativas avanzan en un proceso de documentación en el que internet y las redes sociales son clave.
Kevin Scannell es un profesor de matemáticas de la Universidad de San Luis, en Estados Unidos, que ha rastreado la pérdida de los idiomas y creó una plataforma para ayudar a revitalizarlos.
Indígenous Tweets rastrea los idiomas utilizados en Twitter para agruparlos y permitir que se establezcan conexiones entre usuarios que los hablan. A la fecha, ha encontrado 250 idiomas, de los cuáles 139 son minoritarios o indígenas.
Una experiencia como la suya se suma a los esfuerzos que se hacen en el mundo por proteger este patrimonio. En Colombia, por ejemplo, existe un esfuerzo importante por documentar las lenguas nativas o criollas. De las 68 que existen, 12 se consideran amenazadas.
Moisés Medrano, director de Poblaciones del Ministerio de Cultura, señala que existe una apuesta política respaldada por la ley para proteger esta diversidad: hay estrategias como el Consejo Nacional de Lenguas Nativas o encuentros entre hablantes de una lengua y no hablantes. “En términos lingüísticos, esto permite generar respeto hacia las personas portadoras de ese valor cultural y al hablante le permite sentir orgullo por su lengua. Hay lenguas que desparecen porque a los jóvenes les da vergüenza hablarla”, señala.
Este tipo de procesos también son impulsados por iniciativas tecnológicas como el Mapa Sonoro, donde se puede escuchar un registro de todas las lenguas del país.
Ideas similares también provienen de líderes en las comunidades, como la de Juan Arturo Gómez, habitante de Unguía, Chocó, que sueña con crear un sistema operativo en las lenguas Emberá y Kuna. “El interés es que ellos tengan acceso a las nuevas tecnologías desde su idioma y desde su cultura”, dice.
En esta zona del Urabá cho- coano hay 10 salas de Internet, una en el casco urbano y 9 en diferentes corregimientos y veredas. Rogelio Izquierdo, habitante del resguardo de Arquía, es un usuario frecuente. Tiene 41 años, estudia pedagogía de la madre tierra en la Universidad de Antioquia, trabaja con otros compañeros Tule en la creación de un diccionario de su lengua y valora el impulso que puede darle la tecnología para protegerla: “Si entre nosotros nos comunicamos en nuestra lengua, nos protegemos de olvidar nuestra cultura”
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