EL DEMOCRÁTA QUE LLEGÓ A LA MESA
El 20 de febrero pasado el Departamento de Estado de Estados Unidos anunció que el democrata Bernard William Aronson sería el enviado especial de ese país para el proceso de paz en Colombia, un espaldarazo para el plan del presidente Juan Manuel Santos. John Kerry, secretario de Estado de E.U., anunció el enviado diplomático para las conversaciones de paz desde Washington: “Tras una cuidadosa evaluación, el presidente Obama llegó a la conclusión de que, aunque persisten obstáculos significativos para una paz negociada en Colombia, merece la pena ayudar en lo que podamos”. Aronson se reunió con ambas delegaciones negociadoras para conocer los pormenores de los diálogos entre el Gobierno y las Farc.
Usted conoce varios procesos similares en el mundo, su lectura es que sin ese acompañamiento fracasan los procesos…
“Es difícil hablar en términos generales, cada proceso debe mirarse según sus propios elementos. En los procesos de América Central la paz vino muy rápido, vino por consenso muy fuerte de todos los sectores de la sociedad. En los conflictos en el Cono Sur existía la justicia transicional, y se habla mucho acá en Colombia de la seguridad judicial. Es bueno que se esté enfocando lo de la estabilidad judicial.
¿Cómo lograr una justicia transicional equilibrada que salve este proceso de paz pero que espante el fantasma de la CPI en un futuro?
“Hay dos elementos. Uno, es posible que se sobre-enfaticen los problemas que se puedan presentar con la CPI; no hablo por ellos, pero sí entiendo que su posición no es frenar procesos de paz sino ayudar en procesos de paz, buscar unos estándares mínimos de justicia para que no tengan que involucrarse. El otro elemento, que para mí es el más importante, es lo que el pueblo colombiano va a aceptar. No puedo decir si en cinco o 10 años (de cárcel), o una prisión especial, esas son decisiones colombianas, pero el paquete total necesita ser explicado muy bien al pueblo y aceptado por ustedes”.
Si el proceso de paz sale adelante, seguramente vendrá una reducción en materia de narcotráfico. En ese caso ¿no habría necesidad de más extradiciones, el tema debería ser revisado?
“No estoy de acuerdo con ese planteamiento. Hay un mercado, la gran mayoría de la cocaína que se consume en estados Unidos llega de Colombia, es decir somos parte del mismo problema. El hecho de que se firme un documento en La Habana no va a acabar ese problema, el narcotráfico seguirá existiendo. Eliminando la violencia y la amenaza que significan las FARC se van a crear las condiciones para que la Fuerza Pública pueda enfrentar más otros aspectos del crimen. Ahora, no estoy seguro de que eso va a disminuir la necesidad de la extradición, que es una cosa
muy buena para la justicia. El 95% de los extraditados terminan condenados en E.U. y la casi totalidad de ese 95% admite su culpabilidad. Eso beneficia a la justicia norteamericana y también a la colombiana, pero lo más importante es que finalmente beneficia a las víctimas, que reclaman justicia. Esa es la herramienta más productiva de colaboración en la historia de Estados Unidos”.
Esas personas extraditadas negocian sus fortunas con la justicia norteamericana para conseguir rebaja de penas, pero no queda con qué reparar a las víctimas que dejaron en Colombia…
“El proceso de rebajar condenas no tiene que ver con fortunas ilícitas que han ganado, no se compran los beneficios. La pregunta que tengo es: ¿Y si se quedan en el sistema judicial colombiano las víctimas sí reciben compensación? Creo que no pasa. Desde ese punto de vista ¿es mejor o peor estar en E.U. o en Colombia? A mi modo de ver es igual”.
Las Fuerzas Militares se fortalecieron con el Plan Colombia. ¿Desde su experiencia internacional, de firmarse la paz con las Farc habría necesidad de reestructurarlas?
“Hay unos elementos importantes y creo que el principal es que bajo el liderazgo del ministro Pinzón (Juan Carlos, de Defensa) y todos los jefes militares se empezó un proceso de pensar en eso hace un año, y ese pensamiento está muy avanzado. Segundo, lastimosamente Colombia va a seguir siendo un país con unos problemas de violencia muy graves. La tasa de homicidios es de 27 por cien mil, si quitamos los homicidios por el conflicto con la guerrilla, desciende como a 24. Eso indica que va a haber mucho trabajo para la Fuerza Pública. Tercero, esta es una cuestión para los colombianos, porque nuestra ayuda militar a Colombia es mínima, 30 millones de dólares al año. El grueso del presupuesto Colombia viene de ustedes”