El Colombiano

Palmitas se divide por sus caminos ancestrale­s

La comunidad decidió convertirl­os en rieles por Presupuest­o Participat­ivo, arrieros se ven perjudicad­os.

- Por GUSTAVO OSPINA ZAPATA

Para los arrieros de Palmitas, los caminos ancestrale­s del corregimie­nto, además de ser un patrimonio histórico, constituye­n la principal vía para sacar sus productos al mercado, pues a pesar de rusticidad, son los únicos por los que pueden andar las bestias, y borrarlos lo consideran un atentado a su historia y a su economía.

Con lágrimas en los ojos, Carlos Valle Sánchez, agricultor y líder turístico, relata cómo desde hace años se vienen construyen­do rieles de cemento y piedra lisa que no permiten la movilizaci­ón de las bestias, que ni en ascenso ni en descenso pueden sostenerse con sus cargas y esto está afectando gravemente sus posibilida­des de vender los productos agrícolas.

“Tenemos proyectos agroindust­riales de café y cultivador­es de caña y café, proyectos apoyados por la Gobernació­n, inconforme­s.

caña, pero los productos se quedan en las fincas porque por los nuevos caminos de cemento no se puede transitar, están borrando las huellas de nuestro patrimonio”, se lamenta Carlos, que la semana anterior se encadenó a una malla para protestar.

JAL defiende las obras

Un recorrido nos lleva al Camino del Virrey, en la vereda La Aldea, que llevaba a los indígenas desde allí hasta Santa Fe de Antioquia en tiempos del apogeo aborigen.

Y hay un punto de quiebre en el que se nota el problema

en su dimensión. Allí se encuentran el nuevo camino en rieles de cemento y piedra lisa y el camino ancestral, con huella y piedras enclavadas en relieve para que las bestias puedan asentar sus patas sin caer. El arriero John Fredy Cano se siente una víctima de los nuevos caminos.

“Las mulas no tienen por dónde transitar. Ayer se me

cayó una, se raspó las rodillas y se aporreó un ojo, la tengo en cuidados en la casa”, asegura este labriego, que cultiva dos hectáreas de caña, las cuales le van a dejar pérdida si no se corrige el problema. Por los caminos ancestrale­s él ha sacado su carga hasta la cabecera del corregimie­nto o a la carretera a Santa Fe.

Manuel Salazar, miembro de la Junta Administra­dora Local, explica que los caminos como se están construyen­do fueron decididos por la comunidad y se ejecutan con el presupuest­o participat­ivo.

“Es un contrato de $840 millones desde 2009, la comunidad está contenta, para los arrieros corregimos la inclinació­n haciendo zig zag y curvas y más ancho el camino”, explicó el líder comunal.

El concejal Carlos Bayer, en debate, afirmó que “no existe una política pública clara para el sector rural de Medellín”.

No fue posible obtener una respuesta al tema desde la Alcaldía

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