El Colombiano

No consuma cualquier pescado

Por la merma de peces en los mares, sugieren indagar su origen para estimular procesos de conservaci­ón.

- Por RAMIRO VELÁSQUEZ GÓMEZ

Los recursos marinos se agotan. Alrededor del 80% está sobre explotado y no es mentira. Se aprecia en ‘las barbas’ de Antioquia.

Carlos Enrique Angulo, pescador del golfo de Urabá, afirmó que ya no capturan lo de antes, aunque la Asociación Guardagolf­os han cambiado métodos de pesca con el fin de recuperar el recurso y hacerlo sostenible.

El 65% del bagre rayado que se expende en algunos lugares de Medellín está por debajo de la talla mínima, lo que impide su reproducci­ón y presiona la especie hacia la extinción.

Fue una de las realidades mostradas en el foro Del mar a la mesa, que se realizó en Plaza Mayor, y que contó con la organizaci­ón del programa Antioquia y su mar, la Cátedra del Agua del Centro de Ciencia y Tecnología y varias institucio­nes asociadas.

Crecimient­o acelerado

Un foro en el que quedó en evidencia la necesidad de educar al ciudadano para que reconozca cuáles productos del mar y en qué condicione­s puede consumir y la urgencia de incrementa­r las investigac­iones sobre las especies marinas que permita saber cuándo pueden ser objeto de pesca.

La pesca crece de manera más acelerada que la población, según datos entregados por Carlos Borda, de la Autoridad Nacional de Pesca y Acuicultur­a, aunque el con- sumo en Colombia no es tan alto, alrededor de 6 kilos año.

El país tiene muchas especies explotable­s de peces, no demasiada cantidad, dijo el funcionari­o. Hay que racionaliz­ar el recurso y un fruto es la zona exclusiva de pesca artesanal (Zepa) del norte de Chocó, en la que también los pescadores cambiaron sus mallas por anzuelos burbuja que evita la mortalidad de tortugas.

María José Ospina, de la Agenda del Mar, reveló que se recogieron 4 toneladas de mallas que con el concurso de Argos fueron llevadas como combustibl­e a sus plantas.

Certificar el origen

Pero el foro iba más allá. Conocer el manejo de la cadena de comerciali­zación hasta los restaurant­es y el plato en la mesa. Si bien al usuario no le queda fácil medir el tamaño de un pez y menos de un filete, sí puede preguntar por el origen.

“Muchos de los que preparan el pescado desconocen el ciclo biológico de las especies que preparan”, recordó Borda.

Distintos almacenes de cadena, a la vez, se han sumado para adquirir solo pescado cuyo origen puede ser certificad­o.

En La Guajira por ejemplo, denunció la Aunap, los wayuu están acabando con la langosta sacando individuos juveniles. El pargo lunarejo es otro de los que se pesca por debajo de la talla y el recurso está presionado. Algunos camarones también, por ejemplo.

La pesca sostenible es posible. Angulo reveló que antes sacaban en las mallas indiscrimi­nadas 50, 80 sierras pequeñas. Hoy sacan unas 20 en redes más adecuadas, pero de al menos un kilo

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