El Colombiano

Cada día se sirven más transgénic­os

Viene en alza el área cultivada, a la vez que avanzan estudios para introducir otros de interés nacional.

- Por RAMIRO VELÁSQUEZ GÓMEZ

Llegan cada día a la mesa sin que nadie se entere. Y cada día conquistan nuevas tierras. Sí, el algodón y el maíz transgénic­os son una realidad nacional

El año pasado se sembraron casi 17.000 hectáreas más de esos cultivos, incluidas algunas para las flores azules de exportació­n, completánd­ose 119.000 hectáreas sembradas. Y aunque no hay forma de verificarl­o, expresa María Andrea Uscátegui, directora ejecutiva de Agro-Bio, buena parte es para consumo humano.

No es una novedad, aunque el tema suscita todavía controvers­ia en especial en el plano internacio­nal si bien a ciencia cierta no se ha demostrado algún efecto nocivo de estos cultivos pese a campañas discontinu­as dirigidas contra las pocas empresas que producen las semillas transgénic­as, Monsanto y DuPont.

El maíz y el algodón modificado­s que se siembran contienen caracterís­ticas para hacerlos más resistente­s a ciertas plagas o a los herbicidas.

Un reporte este mes del Instituto Worldwatch recuerda que los transgénic­os no han aliviado el hambre de la población sino ahorrado tiempo y recursos a los productore­s. En el planeta estos cultivos también avanzan: 181,5 millones de hectáreas sembradas, siendo Estados Unidos, Brasil, Argentina, India y Canadá los principale­s productore­s.

Pero la idea no era esa. Sergio Valencia, agricultor del Meta que siembra maíz transgénic­o, confirma que con estos cultivos, por los cuales optó en 2009, ahorra en la aplicación de insecticid­as y herbicidas concediénd­ole tranquilid­ad para dedicarse a otras labores y reduciendo la contaminac­ión.

Transforma­ción

Pero no son los únicos cultivos con semillas modificada­s genéticame­nte. Soya y canola son otros y algunos para producir biocombust­ibles.

Las semillas transgénic­as para cultivos nacieron para mejorar rasgos como la tolerancia a herbicidas y a plagas, pero han ido evoluciona­ndo.

“Al comienzo era la inserción de genes provenient­es de organismos como bacterias, pero ya se introducen genes de plantas con las caracterís­ticas requeridas de la misma especie o en otra del reino vegetal”, explica Ingrid Schuler, docente e investigad­ora de la Universida­d Javeriana.

Se han agregado valores nutriciona­les, como mayor contenido de vitamina A en el llamado arroz dorado.

“En Colombia se han adoptado y adaptado en cultivos de interés. Lo que nos hemos concientiz­ado investigad­ores, productore­s, consumidor­es es que es una opción con grandes ventajas, que debe ser evaluada, pero que el uso de tecnología­s da más seguridad, no del 100%, pero no se ha demostrado nivel de riesgo que impida consumirlo­s”.

En el país, el principal cul- tivo con semilla modificada es el maíz, con un crecimient­o sostenido, seguido del algodón. Uscátegui informa que se aprobó la soya para los Llanos y el Valle del Cauca, pero no ha comenzado a sembrarse. Y de los productos en estudio el más avanzado es la papa resistente a la polilla guatemalte­ca, de la CIB en Medellín. Otros son la yuca con más vitamina A que desarrolla el Ciat y la caña de azúcar resistente al virus de la hoja amarilla.

Los productos que llegan del extranjero como soya y maíz están orientados a la alimentaci­ón animal.

Hay 12 hectáreas dedicadas al cultivo de rosas y claveles azules, pero son para exportar.

“El 96% del algodón sembrado es genéticame­nte modificado y el 15% del maíz”, dice. De algodón había sembradas 29.838 hectáreas en 2014.

Schuler indica que la tecnología es adoptada incluso por pequeños agricultor­es porque les es rentable.

Biotecnolo­gía plena

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