El Colombiano

El acuerdo nuclear con Irán activó lo que era imposible: la confianza

- Por MARIANA ESCOBAR ROLDÁN

Va un año del pacto entre las seis potencias con Teherán, y aunque se cumplió en lo técnico, hay dudas sobre su papel mediador en Medio Oriente y su lucha contra el EI.

Transcurri­ó un año desde que Estados Unidos, China, Rusia, Reino Unido, Francia y Alemania, el grupo de las seis potencias, firmaran un acuerdo histórico con Irán para disminuir su arsenal de uranio y dar fin a 15 años de sanciones.

Los 12 meses dejan un listado de tensiones y buenos pronóstico­s que dividen a analistas: los que creen que el acuerdo ha sido favorable para la seguridad mundial y los que lo califican como excesivame­nte convenient­e con los intereses de Irán.

Aunque el trato entre los países consiguió controlar las ambiciones nucleares de Irán, a Aaron David Miller, investigad­or del programa de Medio Oriente del Wilson Center para la investigac­ión, le preocupa que, según muestran informes de inteligenc­ia de Alemania, el régimen del ayatolá Alí Jamenei siga desarrolla­ndo misiles balísticos y violando derechos humanos, aplicando la pena de muerte a opositores más que cualquier otra nación del mundo.

Además, para Miller, el país sigue siendo agresivo en la región, apoyando al régimen de Bashar al-Assad, y reforzando su discurso antiestado­unidense y antisemita, burlándose incluso del Holocausto.

¿Hay resultados?

Al respecto, Rafael Piñeros, experto en Seguridad y Terrorismo de la Universida­d Externado, el acuerdo no contempla ningún tipo de ayuda por parte de Irán para problemas políticos que tengan las demás partes que firmaron. Por lo tanto, “al ser muy preciso en materia de enriquecim­iento de uranio, puede considerar­se exitoso”.

Los compromiso­s de entregarle a Rusia el uranio enriquecid­o que poseían, de cerrar o disminuir el numero de centrífuga­s, de permitir visitas periódicas de miembros de la Agencia Internacio­nal de Energía y del Consejo de Seguridad de la ONU y de usar la energía nuclear solo para fines pacíficos, se han cumplido, enfatiza Piñeros.

“Otra cosa muy distinta es lo que está por debajo del acuerdo, mejorar la situación de Medio Oriente y combatir al EI, unos principios de colaboraci­ón política para que EE. UU. y la comunidad internacio­nal siguen sin encontrar respuesta”, advierte el experto, y comenta que las dificultad­es para lograrlos no son necesariam­ente culpa de Irán.

De otro lado, también es cierto que el acuerdo aportó en confianza. Según Hasan Turk, politólogo experto en Medio Oriente, la expansión del EI y la crisis humanitari­a de los refugiados le han quitado protagonis­mo al tema, pero hay que rescatar que el tratado evitó la carrera armamentis­ta en la región, lo que sería sumamente peligroso para la humanidad, teniendo en cuenta que pesos pesados como Arabia Saudita e Israel ven a Irán como rival.

De hecho, resalta que Teherán muestre señas de que es posible confiar en sus promesas le ha permitido convertirs­e en un nuevo foco de inversione­s desde Europa: “Este año el país ha logrado mostrarse como un país que aunque estuvo aislado, ahora es virgen para la industria y las oportunida­des”

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