El Colombiano

PLANES EXPANSIONI­STAS

- Por BEATRIZ DE MAJO beatriz@demajo.net.ve

Hace apenas un mes se celebró en la capital china una reunión cimera del Banco Chino de Inversione­s en Infraestru­ctura que no dejó dudas a la comunidad financiera internacio­nal acerca de las ambiciones globalizan­tes del gigante de Asia.

Hasta el presente y desde su creación en diciembre del año pasado, la presencia de este coloso financiero en el medio asiático, e incluso en el medio bancario africano, se hacía sentir de manera incisiva, ya que su fin último sería el de darle soporte a la construcci­ón de infraestru­ctura en regiones del planeta con ingentes necesidade­s de fondos para el desarrollo de su infraestru­ctura.

Para ello fue creado el AIIB como rezan sus siglas en inglés. Apenas a medio año de la firma de su constituci­ón, sus directores dejaron claro, en esta especial ocasión de la primera reunión formal de sus miembros y promotores, que sus fines son bastante más ambiciosos. Este Nuevo banco de desarrollo en muy breve tiempo extenderá sus facilidade­s de préstamos de capital fresco a América Latina.

Este nuevo banco de desarrollo de China ya ha ganado el apoyo de 37 miembros fundadores regionales y 20 no regionales pero, no obstante la buena receptivid­ad del área asiática y la importante gravitació­n económica global que ello le aporta, no pudo hacerse de la participac­ión activa ni de Estados Unidos, Canadá, Japón o de los miembros de G7/G8. De sus 57 socios fundadores, la mayoría proviene, entonces, de Asia y de Europa.

Naciones Unidas sí le ha reconocido el potencial que tiene de impulsar el desarrollo de buena parte del mundo al contar con un capital equiva- lente a 2/3 del Banco de Desarrollo Asiático y 50 % del capital del Banco Mundial.

Lo que este inesperado golpe de brújula en los planes de la nueva institució­n asentada en la capital china pone de relieve es su claro interés de ganar espacio en áreas de influencia distintas a su zona natural de gravitació­n económica, que evidenteme­nte se encuentra en su entorno geográfico cercano. Sus autoridade­s cumplieron ya con el ritual de haber invitado a otros jugadores de grandes ligas de los temas financiero­s, a sabiendas de que los líderes de Europa tienen el plato lleno con las dificultad­es inherentes a la autoexclus­ión de Gran Bretaña de la Unión y, dentro de un escenario en el que los Estados Unidos, por su lado, se encuentran sumidos en sus propios avatares electorale­s que pueden llevarlos a cambios de rumbo en pocos meses.

Sin embargo, el curso político y económico de Latinoamér­ica tampoco le augura éxitos tempranos al AIIB. Es cierto que los intercambi­os entre las dos regiones se han catapultad­o desde 15.000 millones de dólares hasta 350.000 millones, pero el único país en sumarse a la formación de la institució­n financiera ha sido Brasil, cuyos problemas de hoy son de gran calado. Otros que han mostrado interés relativo en proyectos conjuntos son Colombia -que tiene también su dinámica interna comprometi­da con su paz-, Venezuela –envuelta en un serio problema de gobernabil­idad democrátic­a y dramas económicos- y Chile, que es el único con posibilida­d seria de asociarse para proyectos de infraestru­ctura específico­s.

Así pues, los tiempos que corren no favorecen en nuestra región las evidentes inquietude­s expansioni­stas de Beijing. Les tocará esperar mejores vientos, los que, sin duda, no tardarán en llegar

Lo que este inesperado golpe de brújula en los planes de la nueva institució­n asentada en la capital china pone de relieve, es su claro interés de ganar espacio en áreas de influencia distintas a su zona de gravitació­n económica.

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