18 penaltis del título del 89 siguen en la memoria
Diego Barragán, preparador físico del verde campeón de aquella ocasión, dice que ese equipo era lo que es hoy el IDV de Ecuador.
La primera misión que tenía Nacional en el partido de vuelta de la final de la Copa Libertadores de 1989 era remontar el marcador de 0- 2 que traía de Defensores del Chaco.
No era fácil y los ánimos no estaban tan arriba, porque el rival era nada menos que Olimpia, y como si fuera poco, les tocaba jugar en la cancha del archirival de la época, Millonarios (debido a que el Atanasio Girardot -cuya capacidad no superaba los 33 mil aficionados- no cumplía el requisito mínimo de capacidad que la Conmebol exigía para una final -40.000-).
Ese 31 de mayo de 1989 es un repaso continuo para jugadores y cuerpo técnico, que vivieron una gran odisea al tener que soportar el cobro de 18 penaltis tras el triunfo de Nacional 2-0 para igualar la serie.
“Con René (Higuita) uno iba a la fija, sabíamos que era un especialista en atajar cobros desde los doce pasos y se tuvieron los nervios normales, pero teníamos plena confianza en él. De este partido lo que más nos preocupó antes de jugarlo fue que íbamos a la cancha de Millos”, dice Diego Barragán, preparador físico en ese entonces.
Recuerda que era un compromiso muy complicado por- que se tenía un marcador en contra de 2-0, con un equipo que en esa época era sensación y de los mejores de Suramérica y prácticamente Nacional, era el Independiente del Valle de ahora, porque el verde era el novato.
“La verdad, lo que más nos ilusionó y nos llenó de motivos para hacer una gran presentación, fue ver por televisión la gran caravana de Medellín a Bogotá. Tanta gente vía terrestre y por avión, nos dio ese positivismo y fuerza para salir adelante”.
Para Barragán, lo que se dio no fue gratuito, fue un proceso de dos años y medio que hizo Nacional, juntando al final gente muy joven, como
John Jairo Tréllez, que jugó una final de Copa Libertadores, a los 18 años y unos más veteranos como Alexis García.
“El título se logró gracias a dos aspectos principales: uno, el proceso de trabajo, con muchos entrenamientos, muchas horas de avión y concentración que convirtieron a Nacional en un grupo de amigos. Y el otro, que fue un equipo netamente colombiano y eso hizo que la gente en todas partes lo quisiera y se identificara con él”.
Y lo que no olvida es que el menos indicado, Leonel Álvarez, porque ni siquiera en los entrenamientos lo hacía, fue el que le dio la victoria en los penaltis. “Eso era una locura ver a los jugadores desperdiciar los cobros y a René tapándolos. Y ya casi que por sustracción de materia, porque estábamos en el uno-uno e iban 17 cobros, le tocó a Leonel y convirtió. Ahí se acabó el sufrimiento para todos”.
En el 89, un equipo de alcurnia, con recorrido internacional y un técnico de prestigio, como Luis Cubilla, aceptó la derrota. La de ahora, tiene a un novato como Independiente del Valle y un Nacional con más recorrido