EDWING D’ANGELO
Cuando estaba iniciando su carrera como diseñador, Edwing D’Angelo tuvo una crisis financiera. Para él fue un momento difícil, apenas estaba comenzando, sin embargo, lo superó y de ahí quedó uno de sus mayores aprendizajes, el que quisiera transmitirle a otros: no cometer el error de querer hacer crecer muy rápido las marcas, esa es una tarea que toma tiempo y que exige cautela. Nació en Buenaventura, pero cuando era apenas un adolescente se reunió con su mamá en Nueva York. Allá estudió Bellas Artes, no obstante, piensa que la academia solo se encargó de pulir una pasión
por el diseño que tenía desde niño cuando veía a sus tías coser y crear prendas. Con ese impulso, y en La Gran Manzana, una de las cunas del diseño en el mundo, decidió tomar cursos de patronaje, confección y textiles para tomarse en serio la que quería fuera su profesión. Edwing asegura que el diseño de moda exige ser multifacético y multidisciplinario, no basta con ser creativo si se quiere crear una marca y abrir tiendas. A él lo ayudó “la habilidad de adaptación y mi infinita curiosidad por aprender”. Todo eso lo llevó a conseguir su primera pasarela en un auditorio de la Universidad de Columbia, a solo unas cuadras de su primera boutique en Harlem, el barrio newyorkino en
el que vive. Es allá, en Manhattan, donde consigue toda la materia prima que demanda su trabajo. Sin embargo, uno de sus propósitos (que está empezando a cumplir) es maquilar en Colombia. Su tierra, de alguna manera, lo llama. Es prevenido y por eso prefirió tomar un modelo que, según él, se adapta a las empresas que apenas nacen, algunas labores como la publicidad, el mercadeo y los montajes se los deja a contratistas, mientras que en su equipo fijo aumentó los sastres y las modistas, sumó un comunicador y un administrador de redes sociales. Él cree que así corre menos riesgos y puede seguir vistiendo feliz a algunas celebridades en EE.UU.