LA HABANA O LA INCAPACIDAD DE CONSTRUIR EL ESTADO
Más que aplaudir la finalización de las conversaciones entre el gobierno de Colombia y las Farc, hay que indagar los desafíos de la precaria institucionalidad pública para implantar los acuerdos e iniciar un proceso de consolidación del Estado moderno a lo largo y ancho del país.
Desde la independencia, Colombia ha sido incapaz de lograr el monopolio legítimo de las armas, por eso mismo trazamos 11 guerras civiles en el siglo XIX y un conflicto armado en el siglo XX que creó una ausencia de control territorial total por parte del Estado, y que diversos grupos armados ilegales, tanto insurgentes como contrainsurgentes suplieran sus funciones.
De acuerdo con lo anterior, se infiere que todo proceso de paz, ya sea entre liberales o conservadores, Gobierno e in- surgencia o contrainsurgencia lleve a negociar no la rendición incondicional de un bando sino a crear una nueva realidad político-institucional incapaz de fijar los intereses nacionales y roles del Estado.
Colombia no sabe para dónde va luego de este proceso de paz. Con la creación de zonas de concentración, zonas veredales y zonas de reserva campesina, se está generando una fractura en la unidad geográfica del país. Eso va a crear un Estado camaleónico con múltiples autoridades y lealtades que dificultarán, aún más, el cumplimiento de los objetivos nacionales dentro de un Estado social de derecho.
Todo parece indicar que en ningún momento se les exigió a las Farc convertir su ideología totalitaria/fanática/dogmática en una que quepa dentro de una democracia moderna y liberal. En caso de que las Farc llegaran al poder por vía democrática en unos años, ¿se les va a dar patente de corso, a partir de unos acuerdos, de destruir la democracia liberal, la economía de mercado y las libertades individuales? No olvidemos que ‘Iván Márquez’ lo dijo en una entrevista: “Estamos tratando de avanzar a un estadio que nos permita seguir desarrollando esa lucha en condiciones mejores, pero nuestro propósito es el socialismo. Que nadie tenga dudas de ello”.
En ese orden de ideas, los grandes desafíos a los que se enfrenta el Estado colombiano en las próximas dos décadas son: 1) Fortalecer las instituciones democráticas y salvaguardar la supervivencia de las mismas en un escenario donde un nuevo par- tido político (el de las Farc) busca implementar una forma de gobierno antidemocrática. 2) Asegurar que las Farc desclandestinicen sus estructuras políticas con ideologías antidemocráticas. 3) Lograr un cubrimiento territorial total y sostenido por parte de las Fuerzas Militares y de Policía a fin de evitar el fortalecimiento de los reductos y disidencias que se van a presentar. 4) Asegurar la realidad de la dejación y entrega de armas sin que queden depósitos fuera de la verificación internacional. 5) Evitar que otros grupos insurgentes vigentes (ELN, EPL), copen zonas de las Farc. 6) Mantener la lucha contra las diferentes estructuras del crimen organizado que continúan resquebrajando la geografía e institucionalidad nacional