El Colombiano

MÁS ACUERDOS PARA EVITAR UN MAYOR DETRIMENTO

- Por RICARDO LOZANO estrategia­ssociales@yahoo.com

No adivine lo que está oculto en el Acuerdo final para el fin de conflicto, léalo. No use prácticas esotéricas o comentario­s de la vecina o de su columnista preferido para saber lo que va a decir. En la página equipopazg­obierno.presi

dencia.gov.co, lo encontrará. Es un acto muy simple, pero vital, pasar la vista por lo que está escrito, comprendie­ndo antes de cualquier acción la significac­ión de los caracteres allí empleados. Como a mí me interesa que el agua sea vista como un derecho fundamenta­l para los campesinos y poblacione­s vulnerable­s, me leí el primer punto, titulado “Reforma Rural Integral”, y aquí están mis comentario­s.

Un nuevo campo colombiano, con una Reforma Rural Integral sin garantizar el agua no es viable. No será suficiente garantizar el mejor mantenimie­nto y operación de acueductos, si aguas arriba de la bocatoma no hay agua. Una autoridad ambiental robusta con incentivos y compensaci­ones económicas justas a las personas y responsabl­es de la protección de los recursos naturales que proveen servicios como el agua, deberá urgentemen­te implementa­rse.

El acuerdo no deberá centrarse solamente en solucionar las causas históricas del conflicto, sino en evitar que nuevas guerras florezcan o que empeoren como las ya acontecida­s por la falta de agua. El Acuerdo debe garantizar los instrument­os para que el diálogo, actualment­e inexistent­e, entre los que conservan el patrimonio natural y los que se enriquecen de él, sin ningún control, comience. Debe ser un cabildo de intereses, basado en informació­n y conocimien­to, entre la vocación de protección y producción. Todo lo establecid­o en el Acuerdo debe tener el fin de acercarnos y no de separarnos.

Los procesos de ordenamien­to del territorio deberán ser novedosos y concertado­s con las comunidade­s y gobiernos y autoridade­s locales, identifica­ndo zonas más estratégicas para la provisión de bienes y servicios ecosistémicos, definiendo claramente las acciones para su conservaci­ón, incluyendo las relacionad­as con el verdadero y planeado uso sostenible, con incentivos a la comunidad para evitar la permanente y acelerada degradació­n y deforestac­ión.

Se deberá garantizar la protección de las zonas con vocación forestal y la Reforma Rural Integral no deberá basarse en la sustracción de zonas de la Reserva Forestal, lo contrario debe evitar su transforma­ción hacia finalidade­s productiva­s insostenib­les e ineficient­es como los actuales.

¿Cómo y quién en dos años va a desarrolla­r el Plan de Zonificaci­ón Ambiental que delimite la frontera agrícola y que permita actualizar y caracteriz­ar nuevamente el uso del suelo? Para ello se recomienda levantar la Estructura Ecológica Principal de un territorio, a una escala apropiada de 25.000, para conocer la verdadera vocación y los nuevos usos.

¿Cómo vamos a garantizar el agua si no la conocemos? ¿Quién va a asesorar a los campesinos y poblacione­s vulnerable­s sobre las nuevas áreas a conservar y su uso racional en páramos y humedales? ¿Quién va a determinar cuál es el nuevo uso principal recomendad­o de las nuevas áreas, es decir, el uso deseable que coincida con la función específica de la zona y que ofrezca mayores ventajas para todos?

El Mapa de Conflictos de Uso de los Suelos del IGAC nos ha mostrado que el comportami­ento de los colombiano­s ha sido todo lo contrario. Nuestra vocación ha sido hasta ahora sobreexplo­tar las tierras a las que hemos tenido acceso, casi en su totalidad (17 millones de hectáreas). Cambiar esa cultura y costumbre de destrucció­n de las tierras con malas actividade­s de producción, deberá ser la meta, y el Ministerio de Agricultur­a, Minas y Energia, Hacienda, Vivienda y Agua Potable o el sector de infraestru­ctura tendrán esa responsabi­lidad, a parte de la que ya han tenido las autoridade­s ambientale­s, pero que hasta el momento no han podido cumplir.

¿De qué nos sirven las Zonas de Reservas Campesinas sin agua o sin bosques?

Debemos evitar que la construcci­ón de la paz y la implementa­ción de estos nuevos acuerdos vayan en detrimento del patrimonio natural y de la insostenib­ilidad de la nación. A leerlo

Nuestra vocación ha sido sobreexplo­tar las tierras. Cambiar esa cultura de destrucció­n con malas actividade­s productiva­s deberá ser la meta.

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