El Colombiano

LOS NUEVOS HÉROES

- Por JUAN JOSÉ HOYOS redaccio@elcolombia­no.com.co

Cuando una guerra acaba, queda mucho trabajo por hacer. Sobre todo cuando ha sido tan larga y tan sangrienta como nuestra guerra. No solo hay que firmar tratados, promulgar leyes, supervisar desarmes. También hay que enterrar los muertos, curar los heridos, dar asistencia a los refugiados y a las víctimas, reparar los puentes destruidos, reconstrui­r las casas y las escuelas, volver a cultivar los campos abandonado­s.

De todos esos trabajos, el que exige mayores riesgos y sacrificio­s es desminar los campos sembrados de explosivos. Sobre todo, desactivar las llamadas minas antiperson­a. Estas son uno de los símbolos más vergonzoso­s de la degradació­n de la guerra: son artefactos explosivos que pueden estar camuflados en un tarro, una olla, una cantimplor­a, un balón, un radio, una lata, un frasco o una botella y pueden herir, mutilar o matar a una o más personas. En su mayoría se activan por la proximidad o el contacto de la víctima con la mina. Algunas de las más mortíferas están escondidas en medio de los rastrojos, casi siempre al pie de los caminos, o entre las ramas de los árboles, y explotan con el más mínimo roce. Por eso sus víctimas son casi siempre niños o civiles desarmados.

Entre 1990 y 2016, las mi- nas antiperson­a mataron e hirieron a unas 11 mil 500 personas en Colombia. El departamen­to con mayor número de víctimas fue Antioquia, donde hubo 2.522 muertos y heridos con estos artefactos. Tan solo este año han sido detectadas y destruidas de manera controlada 3.533 minas en el país.

A los que se encargan de la peligrosa labor de desminar los campos yo los llamaría nuevos héroes de la paz. Porque no solo la guerra tiene sus héroes.

Dos de estos héroes son un soldado de un batallón de Desminado del Ejército Nacional y un explosivis­ta del frente 36 de las Farc. Ambos luchaban por una sola causa: dejar limpios de minas los suelos de El Orejón, una vereda del municipio de Briceño, en Antioquia, donde dicen que hay más minas antiperson­a que seres humanos.

El guerriller­o sabía dónde estaban las minas porque él mismo las había sembrado para mantener a raya a los soldados del Ejército Nacional que combatían contra ellos. El hombre murió el 18 de febrero de 2013, mientras desactivab­a una de esas minas. El soldado se llamaba Wil

son de Jesús Martínez y tenía 37 años. En julio de este año, murió cuando intentaba desactivar una mina fabricada con dos kilos de pólvora. Esa semana los soldados de su batallón habían desactivad­o cinco minas más con ayuda de los guerriller­os. El soldado perdió su pierna derecha a la altura de la cintura. Dos compañeros suyos resultaron heridos. Martínez tenía 12 años de antigüedad en el Ejército y había dedicado 9 de ellos al trabajo del desminado.

También llamaría nuevos héroes de la paz a los 120 civiles liderados por la organizaci­ón humanitari­a Halo Trust que en 2013 comenzaron a trabajar en el desminado de varias veredas de los municipios de Nariño, El Carmen de Viboral, La Unión, San Rafael y Sonsón, en Antioquia.

Según el Ministerio de Defensa, en Colombia hay más de 400 municipios donde todavía existen minas. Sin embargo, gracias al trabajo de estos héroes, hoy existen cinco municipios libres de minas. Ellos son San Carlos y San Francisco, en Antioquia; Zambrano, en Bolívar; El Dorado, en Meta, y San Vicente de Chucurí, en Santander.

A estos héroes se sumaron hace tres semanas los 2 mil 500 soldados de la nueva Brigada de Ingenieros de Desminado Humanitari­o del Ejército, que el año próximo dispondrá de 10 mil soldados.

Hay mucho trabajo por hacer cuando acaba una guerra. Ahora tenemos que empezar a desminar los corazones

A los que desminan los campos yo los llamaría nuevos héroes de la paz. Porque no solo la guerra tiene sus héroes.

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