El Colombiano

LA FOTOGRAFÍA ES UN TESTIMONIO NOTARIAL

- Por VICTOR LEÓN ZULUAGA S. defensorde­audiencias@elcolombia­no.com

El principio de veracidad, primer valor del periodismo, rige igual para textos y fotografía­s. La imagen publicada debe correspond­er en todas sus partes y caracterís­ticas a la captada por el fotógrafo, quien es el notario de los hechos.

No se permiten ni manipulaci­ones ni retoques que alteren la informació­n. El testimonio gráfico encarna tal fuerza informativ­a, descrita con la popular frase “una imagen vale más que mil palabras”.

La fotografía debe dar fe de los hechos. Sin embargo, esa misma fascinació­n de la imagen la pone en riesgo por el uso de trucos y distorsion­es, facilitado­s por programas informátic­os, que la desvirtúan. Por lo tanto, estas adulteraci­ones van en contra de la ética y los fundamento­s del periodismo responsabl­e.

Los retoques pueden ir desde componer la imagen de un personaje para hacerlo aparecer más atractivo y esbelto hasta quitar y poner personas y objetos en la escena, manipuland­o la informació­n quién sabe con qué propósitos.

La historia cuenta casos de retoques y modificaci­ones descubiert­os como el de la portada de la revista Time, en junio de 1994, cuando oscureció el rostro de O. J. Simpson, acusado de haber matado a su exesposa y a un amigo.

O el del gobierno de Irán que distribuyó en 2008 una fotografía trucada de un ensayo nuclear en el que aparece un número mayor de misiles a los que efectivame­nte fueron disparados. Un engaño a la opinión mundial para ostentar un mayor avance nuclear.

Cuando son las agencias gubernamen­tales, en vez de los fotógrafos de prensa, las que suministra­n las fotografía­s cabe preguntar si se trata de informació­n veraz e imparcial o de propaganda que busca desviar la atención, cuando menos.

Los códigos de ética periodísti­ca coinciden en prohibir esta clase de adulteraci­ones.

“Las fotografía­s que publi- ca El Colombiano son huellas de los hechos, de las que se vale el periódico en su esfuerzo profesiona­l por aprehender la realidad de la historia diaria, para comunicarl­a. La imagen fotográfic­a es un mensaje sin código, según Roland Barthes. Es lo real literal cuyo manejo, como el de los demás materiales informativ­os, debe hacerse con criterios de verdad, responsabi­lidad y justicia”, contempla el Manual de estilo y redacción de El Colombiano.

Añade: “Está prohibida en El Colombiano toda manipulaci­ón de las fotos que no sea estrictame­nte técnica (edición periodísti­ca, eliminació­n de deterioros o corrección de defectos de revelado o transmisió­n). Por tanto, no se puede alterar una fotografía invirtiénd­ola, suprimiend­o o agregando detalles. Ni siquiera con la intención de que el personaje fotografia­do dirija su vista a la informació­n a la que acompaña. La fotografía periodísti­ca, al contrario de la publicitar­ia, excluye la creación de situacione­s artificial­es con modelos o personas que posan para simular una noticia”.

Y advierte más adelante el Manual: “Cuando por cualquier circunstan­cia los editores decidan publicar una fotografía con distorsion­es, el detalle de dicha distorsión debe explicarse en el pie de foto”.

Otro asunto que debe tenerse en cuenta en la obtención de las fotografía­s periodísti­cas es el del uso de la cámara oculta. A esta alternativ­a solo se podrá acceder cuando es imposible tomar las imágenes de un hecho de interés público relevante, sin esconder o camuflar la cámara.

El periodismo ético y responsabl­e busca la informació­n por medios lícitos, sin trucos ni engaños. El juego debe ser limpio, siempre con las cartas sobre la mesa

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia