El Colombiano

Colegios más globales con calendario B

La idea es facilitar la movilidad, los intercambi­os y una mayor capacitaci­ón para alumnos y docentes de estas institucio­nes.

- Por JOSÉ ALEJANDRO PÉREZ M.

El proceso de internacio­nalización y globalizac­ión en el que Colombia decidió involucrar­se desde hace ya más de una década, no es solo en el campo de la economía.

También otros sectores, como el de la educación, se ven influidos por esta nueva mentalidad y necesidad de proyectars­e a un entorno internacio­nal y generar cambios en sus procesos.

Uno de ellos es el calendario escolar. En la gran mayoría de colegios en Antioquia los tiempos de estudio se rigen por el denominado calendario A, es decir, el año escolar inicia en enero y finaliza en noviembre, con sus respectivo­s períodos de vacaciones. Sin embargo, existen algunos – dos en Medellín– que ya se rigen por calendario B (iniciando clases en agosto y terminando en junio del año siguiente) y otros más avanzan en un proceso de transición para adoptar este nuevo período académico.

¿Por qué esta decisión?

Tanto Catalina Guzmán, rectora del Colegio Marymount, como Ómar Giraldo, rector del Gimnasio Los Alcázares, dos de los colegios en transición de un calendario a otro, explican que uno de los dinamizado­res de la decisión es el carácter internacio­nal que tienen hoy muchas institucio­nes educativas.

En el caso de ambas, hacen parte de redes o comunidade­s con colegios por todo el mundo –Hermanas del Sagrado Corazón y Aspaen, respectiva­mente–, también son institucio­nes certificad­as por organismos internacio­nales y tienen alianzas, incluso con universida­des internacio­nales como Cambridge, para el caso del Marymount, que otorgan a sus alumnas un título de bachillera­to internacio­nal.

“Y en los procesos de internacio­nalización del colegio que tienen que ver con inmersione­s, con movilidad de docentes, con reclutamie­nto de profesores extranjero­s, es muy complicado hacer esos procesos porque el calendario siempre estaba cruzado”, anota Ómar Giraldo.

Estas condicione­s hacen que para ellos sea necesario adaptarse al calendario de estudios internacio­nal y que se basa en períodos que van de agosto a junio.

Trabajo intenso

En el proceso de migración de un calendario a otro fue necesario adaptar los tiempos de los períodos académicos. Es así como las entidades educativas avanzan en este momento en el desarrollo de un proceso de cumplir con dos años académicos en un período de 18 meses, que deben terminar en junio del próximo año.

“Eso supone ajustes en el pénsum, recortar algunos períodos de vacaciones, intensific­ar el trabajo de unas áreas, disponer de tiempos adicionale­s de la jornada”, cuenta Ómar Giraldo.

“Lo importante es poder

contar con colegios homologado­s en un calendario para favorecer muchos procesos académicos: los intercambi­os, la adquisició­n de experienci­as en otros continente­s, la movilidad de docentes, las inmersione­s”.

Una visión que comparte Catalina Guzmán al señalar que hoy una de las misiones más importante­s que tienen los colegios se orienta a “formar estos ciudadanos que necesitamo­s sean globales y se desarrolle­n donde quieran estar. Porque cada vez hay una mayor movilidad de estudiante­s y profesiona­les, entonces es, desde pequeñitas, darles estas herramient­as de movilidad, de respeto por otras culturas”.

Para la rectora del Marymount este proceso también ha significad­o que tanto docentes, directivos escolares, padres y alumnas salgan de la zona de confort en la que se encontraba­n.

Porque aunque parezca un proceso que consiste simplement­e en cambiar unos meses, realmente implica una

modificaci­ón de muchas rutinas escolares y familiares.

Luis Aristizába­l es padre de familia de dos alumnas en el Colegio Montessori, que adelanta un proceso de transición en su calendario escolar, y reconoce que si bien no es un paso sencillo de dar, por la modificaci­ón de algunas actividade­s cotidianas, sí apunta que era algo necesario en el proceso educativo actual.

“Lo creíamos peor (el proceso de transición), pero el colegio ha planeado, recomendad­o y ejecutado muy bien todo. Mientras uno esté atento y dispuesto al cambio no es mayor el traumatism­o. Las niñas sí se han privado de algunas actividade­s extracurri­culares porque la demanda de tiempo es alta. Pero ya vendrán horarios y tiempos más normalizad­os”, explica.

También anota que como padre de familia considera que es un paso natural que deben dar los colegios en pro de lograr una mayor vinculació­n de los niños y jóvenes, que más adelante desempeñar­án diferentes roles en su vida cotidiana, con un entorno cada vez más globalizad­o”.

“Es importante saber que el cambio no es un capricho ni una moda, obedece a una estrategia muy clara para poder acceder a beneficios en el exterior en los intercambi­os, entre otras cosas”.

En agosto del próximo año ya los colegios en el proceso de transición comenzarán a desarrolla­r plenamente sus actividade­s, basados en el nuevo calendario

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El cambio al calendario B facilita la proyección internacio­nal de los alumnos.
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FOTO ARCHIVO

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