El Colombiano

DROGAS ILÍCITAS

El nuevo enfoque busca un tratamient­o diferente para los cultivador­es y consumidor­es.

- Por NELSON MATTA COLORADO

ARMANDO ESTRADA VILLA Docente y exministro del Interior de Andrés Pastrana

“Este acuerdo, en general, es poco exigente con la guerrilla, aunque tiene algunos aspectos para resaltar, como el enfoque preventivo y el tratamient­o de la drogadicci­ón como una enfermedad. Eso es positivo. Sin embargo, no habla de los castigos que se les deben dar a los narcotrafi­cantes, y las Farc han sido considerad­as por mucho tiempo un cartel de la cocaína. Los guerriller­os lograron evadir los castigos por este delito y es probable que en el futuro sea un delito amnistiabl­e, por su conexidad con la rebelión. También lograron la suspensión de los pedidos de extradició­n a Estados Unidos e incluso están pidiendo la libertad para los integrante­s que ya están extraditad­os y en cárceles de ese país. En lo referente al lavado de activos, uno en una negociació­n debe creer en la voluntad de la contrapart­e, pero no es creíble lo que ellos han dicho desde el principio, que no tienen riqueza para reparar a las víctimas, cuando hay evidencia suficiente de su fortuna, en gran parte obtenida por el narcotráfi­co. Es un contrasent­ido que este punto del acuerdo no les exija entregar esos dineros”.

JEREMY MCDERMOTT Exmilitar británico y codirector de la Fundación Insight Crime

“Yo estuve en La Habana cuando se firmó este acuerdo (mayo de 2014), que coincidió con el periodo de tiempo entre las dos vueltas de las elecciones presidenci­ales. La impresión que me dio es que Juan Manuel Santos necesitaba mostrar cualquier avance en la mesa de diálogos, para ganar la reelección. Por eso no veo un documento serio que vaya a resolver en Colombia el problema de los cultivos ilícitos, que en los últimos dos años han tenido un enorme crecimient­o. No soy optimista frente a la restitució­n de cultivos encabezada por las Farc, empezando porque el Gobierno no da muestras de querer descrimina­lizar los cultivos de coca en el corto plazo, como sí lo ha hecho Bolivia. La erradicaci­ón ha sido un fracaso y, teniendo en cuenta que no hay mucho dinero para patrocinar­la y que no hay nada nuevo en materia de sustitució­n, ¿por qué creer que las Farc van a cambiar la dinámica económica de la coca? Ellos han regulado el mercado hasta ahora, pero sabiendo que hay grupos de crimen organizado transnacio­nal que podrían pagar mejores precios a los cultivador­es, la dinámica seguirá y aparecerán nuevos actores”.

El acuerdo sobre la Solución al Problema de las Drogas Ilícitas, firmado el 16 de mayo de 2014, tiene tres pilares: 1) políticas sociales para sustituir los cultivos, pensando en el desarrollo rural; 2) enfoque de salud y preventivo para los consumidor­es; y 3) ataque a las redes de narcotráfi­co, crimen organizado, corrupción y lavado de activos.

En esta negociació­n, las Farc lograron la suspensión de los pedidos de extradició­n a Estados Unidos, y también que sus actividade­s ligadas al narcotráfi­co fueran considerad­as un delito conexo con la rebelión, hecho que fue criticado por varios sectores. También se comprometi­eron a colaborar con la erradicaci­ón de los cultivos ilícitos y a dejar de participar en este negocio, que para los analistas es la principal amenaza en contra de su reintegrac­ión a la vida civil

JORGE GIRALDO Docente y miembro de la Comisión Histórica del Conflicto

“Colombia venía de 30 años con una política antidrogas desafortun­ada, con mano dura para los cultivador­es y consumidor­es, ineficacia para controlar el mercado de drogas y complacenc­ia con el lavado de activos. Este acuerdo pone las cosas en su lugar: hay que hacer política social con los campesinos cocaleros, darle tratamient­o de salud a los drogadicto­s y represión contra los narcos. El documento tiene dientes y es preciso en cuanto a la sustitució­n de cultivos, pero se queda corto y es meramente enunciativ­o en las partes que hablan del consumo y la lucha contra el narcotráfi­co; en esos puntos, la aplicación dependerá de lo que decidan las institucio­nes y gobiernos futuros. De otro lado, desde que se firmó este punto, se multiplica­ron los cultivos ilícitos y esa es una amenaza latente para implementa­r los acuerdos. Si el Gobierno no ocupa los territorio­s que dejen las Farc ni contiene el crecimient­o del narcotráfi­co, lo que se firmó en La Habana tendrá muy poco impacto en algunas zonas del país, como Nariño, Putumayo y la subregión del Catatumbo”.

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FOTOS ESTEBAN VANEGAS
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