El Colombiano

UN LIDERAZGO QUE DESARME

- Por JUAN JOSÉ GARCÍA POSADA juanjogp@une.net.co

No estaría el país dividido en dos y enzarzado en una controvers­ia encarnizad­a que nada tiene que ver con la paz, si desde el principio de las conversaci­ones de La Habana se hubiera asegurado un liderazgo positivo, unitivo, desde la misma cabeza del Estado y con la cooperació­n de las que se llamaban, ahora tiempos, las fuerzas vivas de la sociedad, orientado no solo a reeducar para la solución civilizada del viejo conflicto, sino, sobre todo, para el desarme general de los espíritus, de los ánimos, del lenguaje y de las actitudes de los ciudadanos.

Pero lo que ha habido ha sido un permanente y alucinante fuego cruzado de invectivas, descalific­aciones, ultrajes, verdades a medias y, en fin, una exasperaci­ón del discurso de odio, como si el avance de las negociacio­nes entre el gobierno y las Farc no hubiera podido alcanzarse sin la condición previa de poner la sociedad civil en otra modalidad del estado de guerra interior, con las palabras como armas destructiv­as y no como hormas de ideas y argumentos dotadas de la potencia necesaria para alentar una controvers­ia dialéctica, valga decir para hacer valer la fuerza de la razón sobre la razón de la fuerza.

En este país es inconcebib­le el miedo al disenso, que explicara una respetable profesora de periodismo. Muchísimas personas siguen siendo refractari­as a una cultura de la discordanc­ia. No saben discutir sin que en el momento menos pensado salte la chispa del ataque personal. No alcanzan a comprender que más vale encontrar puntos de acuerdo entre los opuestos que ahondar en los desacuer- dos. No es sino escribir algo en Facebook para ganarse unos cuantos disparos de francotira­dores virtuales. Como si produjeran placer la enemistad, la contienda interminab­le, la ridiculiza­ción del contrario, el ninguneo y la marginació­n del que piensa distinto. Tanto se maximiza la igualdad que se menospreci­a el respeto a la diferencia.

El ejemplo edificante de asunción de la responsabi­lidad de ejercer un liderazgo que desarme están aportándol­o aquellos medios perio- dísticos y centros de pensamient­o que desarrolla­n una seria estrategia de informació­n, explicació­n y, digamos, pedagogía, sobre el contenido, el alcance, las limitacion­es y las consecuenc­ias de los acuerdos. En diarios como El Colombiano y universida­des como la Pontificia Bolivarian­a (basta resaltar las ediciones de ayer y las más recientes del periódico y el Simposio de la Escuela de Ciencias Sociales en la Universida­d) está colmándose el vacío enorme que han dejado los sembradore­s de discordia, con la indiferenc­ia cómplice de los más prominente­s dirigentes políticos y gubernamen­tales. A periodista­s y universita­rios nos toca liderar el desarme y la des-sectarizac­ión de las audiencias, gane el SÍ o el NO en el plebiscito convocado para el 2 de octubre, Día de los Ángeles Custodios

A periodista­s y univeersit­arios nos toca liderar el desarme y la dessectari­zación de las audiencias.

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