El Colombiano

EL COSTO DE LA PAZ

- Por ALEX FLOREZ HERNANDEZ Universida­d de Medellín Facultad de Derecho, 10° semestre @alexflorez­h_

Es frecuente escuchar a algunos colombiano­s aseverando que “el costo de la Paz es demasiado alto” y que los acuerdos de La Habana traen consigo “sapos” demasiado grandes que tragar. Sin embargo una apreciació­n de este talante implica un ejercicio serio más allá del amarillism­o periodísti­co en el que evaluemos con conciencia cuál ha sido el costo de la guerra.

Las cifras por si solas no suelen decir nada, pero las del conflicto colombiano hacen estremecer a cualquiera. El centro de memoria histórica del conflicto armado en Colombia muestra que han sido aproximada­mente 8 millones de víctimas las que ha cobrado esta guerra, 27.023 personas secuestrad­as, 150.000 asesinatos selectivos, 1.982 masacres, 25.007 desaparici­ones forzadas, 1.754 violacione­s, 10.189 víctimas de minas y 5.712.506 personas desplazada­s.

Aún así, hay quienes sostienen que el costo de la paz es demasiado alto, y se muestran indignados frente a lo que consideran “la entrega del país”, demandando una supuesta “paz sin impunidad”. Esos mismos que entregaron el país al paramilita­rismo indultando a grandes criminales acomodando el Estado en favor de sus intereses hoy piden con hipocresía justicia, y pretenden hacer “resistenci­a” de forma mezquina y descarada al grito de paz de un pueblo.

Para los violentos que tantos muertos inocentes pusieron, ocho millones no significan nada, pues para ellos la vida de soldados y campesinos son sencillame­nte un daño colateral necesario. Pero si el costo de la paz salva la vida de un solo colombiano, una sola mujer a la que no violarán, un solo niño al que no reclutarán, o una sola familia que no será desplazada, habrá valido la pena.

Ya no vinimos a solicitar, vinimos a exigir, pues por años nos han impuesto una domi- nación producto del autoritari­smo que amedrenta el pensamient­o. Por eso exigimos una nueva Colombia de hombres y mujeres libres, dispuestos a defender con esperanza este sueño de nación, hoy no por las armas, sino contra ellas.

Los colombiano­s habíamos sido cómplices del silencio y la desidia en las luchas populares, pero hoy nuestro grito retumba y hace eco: Que viva Colombia, que viva la paz * Taller de Opinión es un proyecto de El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión joven. Las ideas expresadas por los columnista­s del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsabl­es sus autores. No compromete­n el pensamient­o editorial de El Colombiano, ni las universida­des e institucio­nes vinculadas con el proyecto.

Exigimos una nueva Colombia de hombres y mujeres libres.

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