El Colombiano

Quintana hizo faena en la Vuelta a España: etapa y liderato.

Como el Jardinerit­o de Fusagasugá, que en el 87 triunfó en Covadonga y luego ganó la Vuelta, Quintana pisa fuerte para repetir la gesta de su compatriot­a.

- Por JHEYNER ANDRÉS DURANGO HURTADO

Con los cambios de ritmo que daba mientras superaba rampas que promediaba­n el 17% de desnivel, Nairo Quintana parecía que bailaba sobre su bicicleta, tal como lo hizo Lucho Herrera, 29 años atrás y justamente en la ascensión a Lagos de Covadonga, donde ganando la etapa empezó a tejer el título de la Vuelta.

Mientras los demás rivales mordían dientes y luchaban para no ceder más tiempo en una verdadera batalla de escarabajo­s rumbo a Covadonga, entre ellos Chris Froome y

Alberto Contador, el boyacense, sereno, lucía fuerte, descomunal e intratable en la alta montaña, tanto, que en pleno ascenso tuvo tiempo de mirar hacia la cámara de un aficionado para sacarse una selfie.

Fue tan imponente su pedalear que el ciclista criollo hizo olvidar la rutina con las que se venía corriendo en cada gran vuelta. Como lo expresó Eduardo

Rodrigálva­rez, cronista del diario El País de Madrid, “por fin llegó Quintana y le puso nombre y apellido con mayúsculas a un lugar paradisíac­o que convierte el placer del senderista en sufrimient­o del ciclista”. De hecho hizo recordar a Herrera, quien en el 87, no solo se impuso con gran similitud a lo que ayer hizo Nairo sino que además empezó a fabricar lo que sería el único título de Colombia y Latinoamér­ica en España.

Como si estuviera hilando una manta, el nacido en Tunja tejió, con control, dominio, categoría e inteligenc­ia, una actuación heroica que le dio ayer doble crédito en la ronda: etapa y de nuevo liderato. ¿Podrá repetir Nairo lo de Lucho? Todo está por verse.

En la décima fracción, de 188.7 km entre Lugones y el glaciar asturiano, Nairo firmó quizás una de las victorias más memorables de su carrera, pero también, con sus ambiciosos pedalazos, le dio al aficionado un regalo de exhibición deportiva.

A falta de 6.5 km para la meta, Quintana aguantó el embate de Contador y ambos se fueron alejando ante la falta de respuesta inicial de Froome.

Pero el coraje del colombiano no paró ahí. A 3.5 km del final le propinó un duro golpe a Contador que fue imposible contestar.

Como si estuviera sediento de gloria, se paró en los pedales y mil metros después le dio cacería al holandés Robert

Gesink para luego cruzar en primer lugar. “Siempre había soñado con ganar en los Lagos”, fueron las palabras del Cóndor, quien con astucia y valentía supo sobrevolar el mítico pico europeo para empezar a soñar en grande en la competenci­a. Guarda mesura, sabe que aún falta terreno para proteger el lugar en el que se encuentra y más cuando atrás tiene rivales heridos con deseo de desquite.

“Para mí Froome sigue siendo el favorito”, dice el criollo, quien aventaja en la general por 57 segundos a su compañero Alejandro Valverde, y por 58 a Froome. Hoy habrá descanso en la Vuelta, un día para que el colombiano recargue baterías y continúe firme para seguir dando espectácul­o

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