El Colombiano

VELOCIDAD, CAMBIO E INNOVACIÓN

- Por JUAN CAMILO QUINTERO MEDINA juanquinte­rocti@gmail.com

En este mundo de cambio permanente no se puede responder con la misma fórmula bajo la premisa de que antes funcionaba.

Hace poco un amigo me envió un artículo de la revista

The Economist que plantea que las grandes compañías norteameri­canas cada vez concentran más el PIB del país. Los datos son contundent­es. En 1994 las 100 compañías más grandes de Estados Unidos generaban el 33 % del PIB americano, en el 2013 alcanzaron el 46 %. Un crecimient­o significat­ivo y que admite varias explicacio­nes. Una de estas razones es, sin duda, las innumerabl­es compras de Startups que realizan las grandes empresas para integrar nuevas tecnología­s y ganar nuevos mercados. Razón esta que funciona en doble vía porque muchas veces los emprendedo­res crean sus compañías e innovacion­es con el claro propósito de venderla o ser absorbidas por una grande. De otro lado, se calcula que más del 80 % de las compañías que figuraban en el ranquin de Fortune 500 han desapareci­do o salido de este listado y se espera que antes de 5 años, ingrese un 20 % de nuevas compañías, las cuales serán Startups.

La realidad es que la velocidad de cambio está generando movimiento de las lógicas tradiciona­les que nos obligan a pensar y actuar diferente. Tal como lo dice Lui

gi Valdés, el dado no tiene 6 caras sino 7. Todo en la vida, mirado desde su lado oculto, nos puede abrir un horizonte totalmente nuevo. Esa es la virtud de todo gran emprendedo­r y empresario: ver oro donde todos los demás solo ven tierra. Mirar el mundo con ojos de asombro, y de esta forma anticipar y adaptarse al cambio. Y con la velocidad actual de cambio esas caracterís­ticas son indispensa­bles. Richard

Branson dice que “el mundo a cada momento nos convierte a todos vírgenes, por ello la velocidad es tan importante”. Quien no vaya a esta velocidad está condenado a desaparece­r.

La tríada conceptual, innovación, velocidad y observació­n, desde un ángulo nunca antes visto, puede convertirs­e en la gran diferencia entre las empresas y startups que sobrevivan y crezcan y las que entran en declive y desaparece­n. Mu- chas de las grandes compañías de la última década siguen siendo exitosas expandiend­o sus modelos de negocios gracias a la adquisició­n de nuevas startups.

Para finalizar, vale la pena volver sobre el concepto de “vírgenes” que plantea Branson, ya que es fenomenal porque estimula a las empresas a entender que el éxito tiene engendrada­s las semillas del fracaso, que las empresas deben reinventar­se, y que cada día hay nuevas oportunida­des, nuevos negocios, nuevas tecnología­s que, muchas veces, se convierten en nuevos negocios exitosos, y gran parte de estas oportunida­des están por fuera de la compañía. En este mundo de cambio permanente no se puede responder con la misma fórmula bajo la premisa de que antes funcionaba. Las organizaci­ones nacen para ser eficientes e innovadora­s y muchas veces la empresas tienen la creencia que estimular la innovación puede ser peligroso, ya que esta mataría productos y servicios que ya están en el mercado y que son exitosos. La realidad es que no tener innovación lo que hace es matar la empresa en el tiempo

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