El Colombiano

LOS SEGUIDORES DEL SÍ Y DEL NO SE EXPRESARON EN PAZ EN MEDELLÍN

- Por JOSÉ ALEJANDRO PÉREZ M.

Flores, rosas, claveles y girasoles, llevó Catalina Gómez hasta la Glorieta por la Vida del Teatro Pablo Tobón Uribe, para presenciar, en pantalla gigante, la transmisió­n de la firma del acuerdo entre el gobierno y las Farc.

Aprovechó que ayer los funcionari­os de la Alcaldía de Medellín trabajaron en hora- rio especial y pudieron salir luego del medio día.

Para ella las flores, esas que tanto le gustan, eran la mejor forma de demostrar su alegría por la finalizaci­ón de la confrontac­ión tras 52 años. “Mi generación nunca vio un proceso exitoso de cambio. Ya era hora de avanzar cultu-

ral y pedagógica­mente hacia una nueva oportunida­d”.

También quería estar presente en este momento del país porque, dijo, “quiero contárselo a mis nietos”, esos que aún no tiene pero que espera en el futuro y a los que quiere decirles que sí nacieron en un país que pudo superar sus diferencia­s.

El ambiente alrededor del teatro, minutos antes de la transmisió­n de la ceremonia de la firma era de fiesta.

En grupos o de manera individual la gente se reunió para darle la bienvenida a lo que muchos considerar­on una nueva esperanza.

Hasta el ataúd negro que los universita­rios de Estudiante­s por la Paz llevaron para que las personas depositara­n en él los sentimien- tos, actitudes y pensamient­os que querían dejar atrás como muestra de compromiso con la construcci­ón de la paz, fue esta vez un motivo de alegría y no de luto.

“Dejo atrás... los odios, los prejuicios, los rencores, las violencias”. “Dejo atrás... las lágrimas de dolor, por lágrimas de alegría. Ya es hora de acabar con las desaparici­ones forzosas, con el daño a las familias, con la soledad de la espera de su ser querido”, se leía en dos de los mensajes dejados en este ataúd que simbólicam­ente enterraba los rencores y de paso “el conflicto armado más antiguo de América”.

Espacio para todos

Mientras en el Pablo Tobón se reunían quienes apoyaban el acuerdo, en el parque de El Poblado estaban juntas, pero no revueltas, las dos caras de la moneda. Poco después de las 6: 00 p. m., cuando en la pantalla gigante montada en la plazoleta se veía la imagen del presidente Santos y su discurso posterior a la firma del acuerdo, sobre la acera que da cara a la avenida el Poblado un grupo de ciudadanos opositores adelantaba una vigilia de oración.

Una de sus convocante­s, Marta Lucía Mesa de Puyo, explicó que por el hecho de no avalar el acuerdo firmado ayer, no están en contra de la paz, pero consideran que esta no llegará con los puntos acordados en La Habana.

Adelante, frente a la imagen de la Virgen, los opositores pedían luces y expresaban su preocupaci­ón por el, a su juicio, rumbo equivocado que lleva Colombia.

Y aunque al principio, contó la señora Mesa de Puyo, hubo algunos gritos en contra de quienes se oponen a lo firmado por las partes, en general la jornada para unos y otros transcurri­ó en calma y sin incidentes

“Queremos ser partícipes de esta nueva etapa, los movimiento­s estudianti­les siguen estando vigentes y dando a conocer sus ideales”. MIGUEL MEDINA Integrante Estudiante­s por la Paz. Ciencia Política U. Nacional.

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