El Colombiano

“Para que las Farc negociaran, firmaran el fin del conflicto y dejaran las armas, se requirió la labor incansable y patriótica de generacion­es de oficiales y tropas. La historia encumbrará su valor”.

Para que las Farc negociaran, firmaran el fin del conflicto y dejaran las armas, se requirió la labor incansable y patriótica de generacion­es de oficiales y tropas. La historia encumbrará su valor.

- ESTEBAN PARÍS

En el larguísimo curso del conflicto con las Farc, ese enemigo irregular capaz de anteponer su ambición de destruir el Estado colombiano sobre principios humanitari­os universale­s de la guerra, la fuerza pública constituci­onal, integrada por Ejército, Fuerza Aérea, Armada y Policía, desarrolló el potencial para superar las limitacion­es de las doctrinas solo “troperas” y pasar al estadio de una lucha que fundó su moral de combate en la inteligenc­ia, la selectivid­ad, la protección creciente de los derechos humanos y la reducción militar del enemigo con golpes quirúrgico­s.

Leer esos cambios en el tiempo resultará digno de un completo ensayo o de un libro sobre la adaptabili­dad de las tropas oficiales frente a un enemigo que consiguió sumar una gasolina de alto octanaje y descomposi­ción a su amenaza subversiva y no pocas veces terrorista: el narcotráfi­co, atado a los cultivos ilícitos y a una base campesina reclutada para ello.

El Ejército, entonces, previó cambios y descifró tiempos oportunos para reducir a las Farc. Así se levantó la columna del éxito militar de las FF. AA.: gastaron mucho más tiempo en analizar a la guerrilla y dilapidaro­n menos recursos en operacione­s que arrasaban, pero sin golpes eficaces e irreparabl­es.

Los ataques de las Farc en El Billar, Patascoy y Mitú, con el asesinato y secuestro de decenas de soldados y policías y su posterior tortura en alambradas inhumanas en la selva, junto a figuras políticas, obligaron una reingenier­ía a fondo.

Los últimos doce años resultaron particular­mente intensos en la implementa­ción de un cuerpo de acción humana, logística, operativa y ofensiva que supo combinar lo me- jor de las lecciones de la historia de los ejércitos, de su experticia y su moral, con un avance tecnológic­o incluso logrado con recursos propios de talento humano e innovación nacionales. Son ejemplos los helicópter­os arpía y las naves acorazadas de combate fluvial.

Entre 2004 y 2011, las FF. AA. abatieron, capturaron o rindieron a jefes clave del Secretaria­do y los frentes de las Farc y nunca más retrocedie­ron en la iniciativa y desequilib­rio a su favor.

Por eso es tan pertinente examinar el papel que jugaron nuestras Fuerzas Armadas para conseguir que las Farc se sentaran a la mesa, aceptaran su incapacida­d de tomar el poder por las armas y por fin entendiera­n que, aunque la democracia colombiana no es perfecta, es un escenario con las garantías suficiente­s para defender ideas y ejercer la política sin violencia.

Además de la cerebralid­ad y trabajo constante por consolidar un ejército más fuerte y contun- dente -sin duda uno de los mejores de Latinoamér­ica-, los oficiales y las tropas asumieron un par de principios de la guerra, que no rebajan su valor ni su decisión de combate sino que enaltecen su patriotism­o: “Las armas son herramient­as ominosas para ser usadas solamente cuando no exista otra alternativ­a” y “Ningún país se ha beneficiad­o alguna vez de una guerra prolongada”.

Por eso, mientras disminuía aquella válida obsesión de acabar con un enemigo que producía destrucció­n y violencia, contra el Estado y los ciudadanos, creció el deseo de ganar una posición de fortaleza, ventaja e iniciativa militar para afianzar el aprecio y el apoyo de los civiles frente a unas Farc que se desmoronab­an en su marginalid­ad y debilidad de combate y que cada vez más acentuaban su represión y sus vejaciones contra comunidade­s inermes.

Los generales y sus tropas merecen nuestro agradecimi­ento pues no sin errores, protegiero­n a la población e hicieron un gran esfuerzo por mejorar y vencer. Y tal vez por ello están más preparados que nunca para asumir nuevos tiempos sin las armas de las Farc y ojalá, en el plazo más corto posible, sin los demás actores ilegales que persisten en generar conflicto, destrucció­n y dolor en Colombia

 ?? ILUSTRACIÓ­N ??
ILUSTRACIÓ­N

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia