El Colombiano

ENFRENTAND­O AL CLUB DE LOS MUCHACHOS EN EL MUSEO DE ARTE

- Por SONNET STANFILL redaccion@elcolombia­no.com.co

Expectativ­as de género cambiantes han resultado en la emergencia de una generación de mujeres líderes de las artes.

Los directores de los dos museos de arte más populares del mundo anunciaron sus renuncias. Martin Roth, el director del Museo Victoria y Alberto, se retirará este año, y Nicolas Serota, director de los museos Tate, ambos en Gran Bretaña, se irá el año entrante. Estas vacancias, las cuales comités de búsqueda en el momento están trabajando para llenar, ofrecen la oportunida­d de corregir el desequilib­rio de género en el liderazgo de museos de arte en Gran Bretaña, América y más allá.

En el 2015, los 12 museos de arte principale­s del mundo según asistencia, todos eran liderados por hombres. Cuando Frances Morris se convirtió en directora del Tate Moderno en abril pasado, ella fue la primera mujer en unirse al club. Esta brecha de género se extiende desde Europa hasta Norteaméri­ca, donde solo cinco de los 33 directores de los museos más prominente­s son mujeres.

Los tres principale­s museos de arte nunca han sido manejados por una mujer. El Louvre, el Museo Británico y el Museo Metropolit­ano de Arte son destinos internacio­nales llenos de tesoros. También son grandes negocios, los cuales juntos atraen a más de 20 millones de personas al año. Los museos contribuye­n $21 billones directamen­te a la economía americana, y mucho más indirectam­ente gracias a los gastos indirectos de sus visitantes.

Muchas mujeres trabajan como curadoras. En museos de arte americanos, un 70 por ciento de curadoras son mujeres.

Sin embargo las mujeres siguen siendo escasas en los roles directivos. Un informe del 2014 revelado por la Asociación de Directores de Museos de Arte sugirió que el género tal vez no importa en la selección de los mejores candidatos, sino que las juntas y los comités de búsqueda de los museos, aún predominan­temente masculinos, podrían estar nombrando a su imagen.

El informe también preguntó si algunas mujeres simplement­e no están solicitand­o los empleos principale­s. Para muchos, los años de trabajo más productivo­s coinciden con los años de crianza de los niños.

Mucho está en juego, y no solo para museos. El año pasado 62 millones de personas visitaron los doce principale­s museos de arte. El reclutamie­nto ejecutivo en estas institucio­nes importa porque el sector cultural tiene tanta influencia. Los museos y las galerías enmarcan el mundo para nosotros; administra­dores veteranos deciden lo que cuelga en las paredes, y esto a su vez moldea lo que el público valora y recuerda. La dominancia masculina en el liderazgo de la docena de directores ayuda a explicar por qué tanto de lo que está expuesto es hecho por hombres, en lugar de trabajo hecho por artistas mujeres.

Algunas mujeres están retando el prejuicio de género en la programaci­ón y las sociedades de las artes.

Hace casi tres décadas, un afiche por las Guerrilla Girls, un grupo activista de artistas preguntó: “¿Acaso las mujeres tienen que estar desnudas para estar en el Museo Met?” Su continua protesta contra la infrarrepr­esentación de las mujeres en coleccione­s de museos aún aplica al liderazgo de los museos. Pero hay motivos para ser optimistas. Expectativ­as de género cambiantes han resultado en la emergencia de una generación de mujeres líderes de las artes.

El Victoria y Albert se convirtió en pionero de oportunida­d igualitari­a cuando nombró a Elizabeth Esteve-Coll para que fuera su directora en 1987. Cualquiera que fueran las expectativ­as de los miembros de la junta del museo al tener a la primera mujer líder de una colección nacional de arte, sospecho que estas eran confusas. El polarizant­e período de la Sra. Esteve- Coll, el cual terminó en 1995, incluyó exhibicion­es controvers­iales para gusto del público, como aquel dedicado al cantante Elton John y otro sobre la historia de la casa de modas Burberry.

Su meta de “ser más popular sin trivializa­r” era radical en ese entonces; hoy parece ir en línea con las constantes llamadas para la inclusión cultural. Lo que no se puede negar mirando hacia atrás es que mostró los beneficios de ofrecer oportunida­des a un grupo de talento más diverso y se abrió más a nuevas aproximaci­ones

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