SIN MAGIA
Los niños son el espejo de lo más cruel en la historia de la humanidad. Cuando la madurez alcanza mueren los sueños, la imaginación de un futuro feliz y la pérdida de la noción del tiempo. A ellos se les arrebata la magia, a cambio se les han dado gritos, hambre, abandono, violación, trabajo. Se les ha silenciado.
Ellos no producen. Quitan tiempo. Son caprichosos y las respuestas de los adultos no les bastan. En una sociedad que ha aprendido a vivir para sí, donde sus límites llegan hasta donde todo lo que acumula le permite, los niños ya no parecen ser el futuro, sino la suerte de un presente egoísta.
Basta ver algunas de las fotografías más destacadas del siglo pasado y lo que va de este para ver cómo las tragedias y holocaustos dejan ver su magnitud cuando un niño aparece en una de ellas: la fotografía de la niña que corre desnuda huyendo de las llamas durante la guerra de Vietnam (1972), la foto de la niña Omaira atrapada en el lodo por una explosión volcánica en Armero (1985), la que muestra un grupo de niños que trabajan en minas en Estado Unidos (1910); y en este año que está próximo a terminar, la guerra en Siria deja ver sus ecos más atroces con las imágenes de dos niños, uno ahogado encontrado a orillas de la playa de Turquía y otra, de uno que sobrevivió a un bombardeo en Alepo, Siria. Cada captura esconde tras de sí toda la complejidad y miseria de un tiempo que no resulta tan lejano al nuestro.
Cuando llega el mes de diciembre los niños vuelven a existir, las obras de caridad aumentan y la recolecta de regalos también, pañitos de agua para una sociedad que va en declive.
Según un informe publicado por El Espectador este mes a raíz del despiadado caso de la niña Yuliana Andrea Sambo
ní, se conoció que a diario matan 2,5 niños y que solo 3 de cada 100 casos de delitos sexuales contra menores son condenados. Débil justicia. Sin contar los cientos que mueren por desnutrición, por corrupción… Así, sin magia para los que dejaron de soñar * Taller de Opinión es un proyecto de El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión joven. Las ideas expresadas por los columnistas del Taller de Opi
nión son libres y de ellas son responsables sus autores. No comprometen el pensamiento editorial de El Colombiano, ni las universidades e instituciones vinculadas con el proyecto.
Cuando llega diciembre los niños vuelven a existir, las obras de caridad aumentan, pañitos de agua tibia para una sociedad en declive.