Situación migratoria debilita acuerdo entre UE y Turquía
Traficantes revelan que cada vez hay mayores posibilidades de mover a refugiados sirios hacia Europa.
Turquía, ese lugar de encuentro entre Asia y Europa, ha servido de embudo para que los migrantes
del Cuerno de África, Asia Central y Oriente Medio pasen antes de llegar a Europa, guiados por contrabandistas.
Estos traficantes, aunque son el salvavidas para muchos que intentan huir de conflictos en sus países, también han sido responsables del abuso, la extorsión y la muerte de miles, obteniendo rentas que, según la Europol, alcanzan los 6.000 millones de euros anuales.
Con ellos financian un amplio espectro de actividades, incluida la financiación de grupos terroristas, insurgentes y milicianos; el sostenimiento de redes de delincuencia organizada; la promoción de la corrupción en estados de origen, tránsito y destino, y aprovechando las rutas despejadas para mover la heroína afgana, que cada año genera ganancias por 28.000 millones de dólares al año.
El hecho de que la ruta de los Balcanes sea escenario de un sinnúmero de movimientos, no solo de personas, hacen todavía más complejo controlar la migración irregular que tanto inquieta a Europa por estos días.
Según encontró Global Initiative, una organización dedicada al estudio del crimen organizado, el acuerdo de 6 billones de euros alcanzado entre la Unión Europea (UE) y Turquía en marzo, para que este país recibiera a refugiados sirios devueltos de Grecia y no permi- tiera el camino a los que llegaban de sus países de origen, es cada vez más frágil.
Aunque en nueve meses de funcionamiento el pacto logró una dramática caída en el número de cruces y menguó una industria criminal en rápido crecimiento, ocho contrabandistas activos entrevistados por Tuesday Reitano y Mark Micallef, de Global Initiative, cuentan que están observando un cambio de rumbo: laxitud en las autoridades migratorias turcas, nuevas posibilidades de trasladar a los refugiados y espacio para sus negocios ilícitos alternos.
Según los investigadores, el espacio de respiración proporcionado por el acuerdo se está agotando y la UE no parece te-
ner otro plan de contención de los migrantes en caso de colapso. En parte, el hecho de que la administración de Recep Tayyip Erdogan se muestre cada vez más en desacuerdo con la UE, y esté envuelta en un creciente desacuerdo interno, múltiples amenazas terroristas y una economía en crisis, son las razones.
A Hasan Turk, politólogo turco experto en Medio Orien- te, le preocupa que ninguna de las medidas que se han puesto en marcha en su país hacen algo para controlar la migración irregular a largo plazo. Por ejemplo, la represión de Erdogan contra el contrabando es insuficiente si se tiene en cuenta que 2,7 millones de refugiados ya están en el país y que los recién desplazados se acumulan en el lado sirio de la frontera con cada bombardeo.
Incluso, aunque el acuerdo ha contenido el problema en Turquía, también ha enfrentado al grupo radical Estado Islámico, lo que provocó ataques varios terroristas en Turquía.
Hay nuevas rutas
Mientras tanto, a pesar de los controles, la industria del con-
trabando sigue prosperando. A través de sus entrevistas, los investigadores de Global Initiative encontraron que los delincuentes solo están esperando un quiebre político para reanudar las operaciones que prosperaban hace un año, pero que subsisten con otras.
Hamid, uno de los entrevistados, les relató que dirige una fábrica de chalecos salvavidas, y que incluso empleó a dos familias sirias porque aún hay demanda de estos implementos para cruzar el Mediterráneo, aunque con precios mucho más altos.
Y es que aunque el número de los intentos de cruce se ha reducido, el nivel de demanda “sigue siendo increíblemente alto”. Por eso, explican los investigadores, aunque con el acuerdo de la UE las rutas marítimas se volvieron más arriesgadas, siguen siendo porosas.
El acuerdo UE-Turquía solo se extiende al mar Egeo, no a otras rutas fuera de Turquía. Por lo tanto, aunque el transporte marítimo parezca estancado, los investigadores sugieren que el resultado fue reorientar el mercado hacia una solución más costosa, pero viable: llegar a Europa en avión desde Estambul