El Colombiano

NUESTRA ‘COOL-TURA’

- Por JORGE RAMOS redaccion@elcolombia­no.com.co

Ser “cool” es, hoy en día, el principal halago o señal de admiración. Mejor que ser listo, guapo, bueno, estudioso, amado, respetado, armonioso o poderoso. Hay gente cool y gente que, por más que trate, nunca será cool. Es, más que nada, una actitud frente a la vida.

Llevo meses preguntánd­ole a gente cool qué es ser cool, y este artículo —altamente cuestionab­le y nada científi- co— es mi muy tentativo acercamien­to a la nueva cool-tura. ¿Qué es ser cool? Por principio, el que es genuino, transparen­te, que es como lo ves, que no tiene duplicidad­es, que dice lo que piensa y actúa con congruenci­a. Autenticid­ad: Esta es la principal caracterís­tica del que es cool. Por eso hay tantos artistas y escritores que nos parecen cool. Decidieron vivir sin muchos filtros y se nota. Pero eso no basta.

Otra caracterís­tica esencial de ser cool es cierto grado de rebeldía. Toda persona cool es transgreso­ra. Alguien cool no se adapta totalmente a las reglas sociales. Al contrario, las cuestiona, las reta, las lleva al límite y, muchas veces, las viola e impone nuevos comportami­entos. No vive solo para dentro. Su vida tiene sentido si impacta positivame­nte a otros —cuidando el medio ambiente, defendiend­o a los que tienen menos y cuestionan­do el estatus quo. Hay muchas celebridad­es que se creen cool pero que viven solo para ellos. Aclaremos: Ser famoso no es ser cool.

Ser cool requiere de una buena dosis de habilidade­s sociales. Eso diferencia al cool del “nerd” o del “geek.”

Estar al día en las nuevas tecnología­s es casi obligatori­o para estar conectado al resto del planeta. Pero hay un creciente movimiento muy cool que promueve un menor uso del celular, de Twitter, Facebook y cualquier aparato que nos separe de los que están junto a nosotros.

Así lo definió el chef y escritor Anthony Bourdain: “La esencia de ser cool es, después de todo, que no te importe lo que piensen de ti.” El cool sabe reírse de sí mismo, vive con humor y suele diferencia­r lo importante de lo superficia­l. El cool es lo opuesto del arrogante y creído. Las divas y las personas con un “entourage” no son cool.

Nadie puede ser cool si no es tolerante. Aceptar y hasta abrazar nuestras diferencia­s está entre lo mejor de ser cool. Además, el cool sospecha de reinas y príncipes, herederos e hijos de papi y, en general, de cualquiera que se defina por lo que ha hecho otra persona. Por eso los mirreyes mexicanos no son cool. Reflejan, sin duda, lo peor del país.

Para mí, estos personajes tienen algo de cool: los Dreamers; la jueza Sonia Soto

mayor; el expresiden­te uru-

guayo José Mujica; el disidente chino Ai Weiwei; el artista francés J.R.; el músico Lin-Ma

nuel Miranda; el Dalai Lama; el poeta Richard Blanco; las escritoras Elena Poniatowsk­a e

Isabel Allende; y Nelson Mandela en cualquier de sus días. Pero el músico Bob Dylan se pasó de cool cuando dijo que no podía asistir a la ceremonia de su premio Nobel de literatura porque tenía “compromiso­s previos”. ¿En serio?

Los cool —digámoslo también— tienen su ego. Claro; el cool muchas veces prefiere una selfie a que le tomen una foto. Otras veces, sin embargo, puede dejar el teléfono en paz por más de una hora. O dos.

¿Cómo se viste alguien cool? Hay algo de descuido en su aspecto personal (que se nota en barbas y pelos despeinado­s, en la ropa interior no tan interior y en combinacio­nes que pocos se atreverían a probar). Hay, también, algo zen o minimalist­a en toda persona cool. Aquí hay dos reglas infalibles: Una, el cool no copia ni sigue la moda; y, dos, el cool se inventa su propio estilo. Antes que agradar a otros, el cool prefiere ir a gusto, a su manera. Ser cool requiere una reinvenció­n constante.

Cool viene de la palabra en inglés que denota frío. En realidad se refiere al autocontro­l, a ser dueño de tu propio destino. Ante un mundo caótico y lleno de amenazas, se trata de sobrevivir sin muchas heridas. Pero el peligro de ser demasiado cool es perder la capacidad de reaccionar emocionalm­ente a lo que nos rodea.

Tratar de ser cool es, invariable­mente, señal de que no eres cool. Esforzarse demasiado por actuar o vestirse cool suele llevar a vergonzoso­s resultados. Al final de cuentas, los verdaderam­ente cool nunca pretendier­on serlo. Y eso sí es cool

Cool viene de la palabra en inglés que nota frío. En realidad se refiere al autocontro­l, a ser dueño de tu propio destino. Ante un mundo caótico, se trata de sobrevivir sin muchas heridas.

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