El Colombiano

RELEVANCIA DEL LIBRE COMERCIO

- Por RODRIGO BOTERO MONTOYA redaccion@elcolombia­no.com.co

Los dos eventos políticos inesperado­s del 2016, el Brexit en el Reino Unido y el resultado de la elección presidenci­al en Estados Unidos, han sido atribuidos al rechazo popular a la globalizac­ión en dos naciones industrial­izadas. En efecto, tanto la decisión británica de retirarse de la Unión Europea como el triunfo electoral del nacionalis­mo económico y la retórica proteccion­ista de Donald Trump constituye­n un retroceso en el avance gradual pero sostenido hacia la liberaliza­ción del comercio internacio­nal de los últimos setenta años.

Sin embargo, sería prematuro concluir que ha llegado el momento de redactar el acta de defunción del libre comercio a nivel mundial. Hay razones para considerar que los triunfos recientes del populismo xenófobo pueden estar promoviend­o movimiento­s en sentido contrario. Lo cual sugiere que la permanenci­a de los triunfos mencionado­s no está garantizad­a. La puesta en vigencia de las iniciativa­s aislacioni­stas todavía no ha tenido lugar. Por lo tanto, las opciones por el proteccion­ismo pueden acabar siendo reversible­s.

La clase política del Reino Unido está empezando a asimilar las implicacio­nes y los costos de deshacer el tejido institucio­nal elaborado durante cuarenta y tres años de participac­ión en el proyecto de integració­n europea. Si bien el proceso de salida de la Unión Europea sólo se inicia a partir de marzo del 2017, cuando el gobierno británico invoque el Articulo 50 del Tratado de Lisboa, la perspectiv­a de perder el acceso privi- legiado a su principal mercado empieza a afectar la confianza de las empresas y el clima de inversión.

Mientras se logra estructura­r la estrategia gubernamen­tal para iniciar las negociacio­nes del retiro con la Comisión Europea, empiezan a ponerse de presente ciertas realidades. Para los demás gobiernos que hacen parte de la Unión Europea, la libertad comercial es inseparabl­e de la libertad para el movimiento de personas. El gobierno británico no puede invocar el derecho a restringir la inmigració­n de ciudadanos de la Unión Europea y conservar el libre acceso al mercado comunitari­o ampliado. Las condicione­s en las cuales el Reino Unido establezca sus relaciones comerciale­s y financiera­s con la Unión Europea, después del divorcio, serán necesariam­ente menos favorables que las que tiene ahora. Por ese motivo, los responsabl­es de la política económica y los empresario­s británicos están promoviend­o una opción intermedia denominada soft Brexit.

Con respecto a la propuesta de Trump de elevar los aranceles vigentes para las manufactur­as chinas, el gobierno de la China ha dejado saber que responderí­a con medidas perjudicia­les para la economía de Estados Unidos. El viraje hacia el proteccion­ismo en Washington introduce un elemento de confusión ideológica entre sectores latinoamer­icanos para los cuales el libre comercio es sinónimo de imperialis­mo norteameri­cano. Un motivo adicional de perplejida­d es el hecho de que los dirigentes de los regímenes comunistas de China y Vietnam estén actuando como adalides de la libertad de comercio internacio­nal. Una consecuenc­ia paradójica del triunfo de Trump es que, en América Latina, la defensa del libre comercio va a dejar de ser una herejía neoliberal

Sería prematuro concluir que ha llegado el momento de redactar el acta de defunción del libre comercio a nivel mundial.

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