TRUMP: ARREGLE LA INMIGRACIÓN
Hoy tenemos en Estados Unidos una política de inmigración por la cual pocos americanos han votado.
Donald J. Trump aplastó muchas ortodoxias en su camino hacia la victoria, pero la inmigración fue el asunto definitivo que lo separó de sus oponentes principales y Hi
llary Clinton. Trump ahora tiene un mandato claro no solo para detener la inmigración ilegal, sino también para finalmente ponerle fin a la afluencia generalizada de inmigrantes poco calificados que socava a los trabajadores estadounidenses.
Mayores salarios, mejores beneficios y más seguridad para los trabajadores estadounidenses son características, no deficiencias, de una reforma de inmigración sólida. Por demasiado tiempo, nuestra política de inmigración se ha desviado hacia los intereses de los ricos y poderosos: los empleadores obtienen mano de obra más barata y los profesionales obtienen servicios personales más baratos como el aseo doméstico. Ahora necesitamos una política de inmigración que se centre menos en los más poderosos y más en todos los demás.
Ha pasado un cuarto de siglo desde que el Congreso reformó sustancialmente al sistema de inmigración. En ese tiempo, la población de personas que están en el país ilegalmente se ha casi que triplicado, a más de 11 millones. También hemos aceptado a un millón de inmigrantes legales anualmente, y una gran mayoría no son especializados o sus capacidades son limitadas.
La ley de la oferta y la demanda no se suspende mágicamente en el mercado laboral. A medida que la mano de obra inmigrante ha inundado el país, los salarios de la clase trabajadora se han derrumbado. Los salarios para los estadounidenses con grado de bachiller han disminuido en un 2% desde finales de 1970, y para aquellos que no terminaron el bachillerato, han disminuido en casi un 20 %, según las cifras del Instituto de Política Económica.
No es de extrañar, entonces, que estos norteamericanos votaron por el candidato que prometió salarios más altos y menos inmigración en lugar de todos los candidatos, tanto republicanos como demócratas, que prometieron esencialmente más de lo mismo en cuanto a inmigración.
América siempre ha hecho una oferta básica: si usted está dispuesto a trabajar duro y jugar según las reglas, puede hacer una vida mejor para usted y sus hijos. Pero sin buenos salarios, esto parece imposible, lo cual es una de las razones por la que tantos americanos piensan que sus hijos estarán en peor situación de la que tienen. Estos americanos ven la inmigración de mano de obra barata como una forma de enriquecer a los ricos a la vez que crea una subclase permanente para quienes el sueño americano siempre está fuera de alcance.
Sin embargo, como si la campaña de Trump nunca hubiera sucedido, las empresas de industrias intensivas en mano de obra quieren sostener o incluso aumentar los actuales flujos migratorios. No es difícil entender por qué. La mano de obra barata ayuda al balance final. Es difícil entender por qué tantos lo siguen. El interés a corto plazo de las empresas no es lo mismo que el interés nacional a largo plazo.
Nuestro país, al igual que cualquier país, necesita fronteras y tiene que decidir quiénes y cuántos pueden cruzar esas fronteras. Tenemos que tomar esta decisión con el bie- nestar de todos nuestros ciudadanos en mente. Hoy, eso significa una gran reducción en la inmigración legal y una reorientación hacia inmigrantes altamente cualificados.
Esta política sería similar a los sistemas de inmigración de Canadá y Australia, países con economías avanzadas similares. En algunos sectores, propuestas como estas invocan gritos de “nativismo” y “xenofobia”. Pero los inmigrantes recientes son los mismos americanos que tienen que competir con los nuevos inmigrantes por empleos. Lejos de ser antiinmigrantes, esta propuesta daría a los recién llegados una mejor oportunidad de obtener salarios más altos, trabajo estable y asimilación.
Hoy tenemos una política de inmigración por la cual pocos americanos votaron y pocos apoyan. Ha permitido la inmigración legal e ilegal a niveles divorciados de lo que nuestra economía necesita. Pero en estas elecciones, los americanos finalmente exigieron un fin a este impensable sistema de inmigración. Trump y el Congreso deberían tomar ese mandato y actuar rápidamente en el año nuevo