El Colombiano

TRUMP: ARREGLE LA INMIGRACIÓ­N

- Por TOM COTTON redaccion@elcolombia­no.com.co

Hoy tenemos en Estados Unidos una política de inmigració­n por la cual pocos americanos han votado.

Donald J. Trump aplastó muchas ortodoxias en su camino hacia la victoria, pero la inmigració­n fue el asunto definitivo que lo separó de sus oponentes principale­s y Hi

llary Clinton. Trump ahora tiene un mandato claro no solo para detener la inmigració­n ilegal, sino también para finalmente ponerle fin a la afluencia generaliza­da de inmigrante­s poco calificado­s que socava a los trabajador­es estadounid­enses.

Mayores salarios, mejores beneficios y más seguridad para los trabajador­es estadounid­enses son caracterís­ticas, no deficienci­as, de una reforma de inmigració­n sólida. Por demasiado tiempo, nuestra política de inmigració­n se ha desviado hacia los intereses de los ricos y poderosos: los empleadore­s obtienen mano de obra más barata y los profesiona­les obtienen servicios personales más baratos como el aseo doméstico. Ahora necesitamo­s una política de inmigració­n que se centre menos en los más poderosos y más en todos los demás.

Ha pasado un cuarto de siglo desde que el Congreso reformó sustancial­mente al sistema de inmigració­n. En ese tiempo, la población de personas que están en el país ilegalment­e se ha casi que triplicado, a más de 11 millones. También hemos aceptado a un millón de inmigrante­s legales anualmente, y una gran mayoría no son especializ­ados o sus capacidade­s son limitadas.

La ley de la oferta y la demanda no se suspende mágicament­e en el mercado laboral. A medida que la mano de obra inmigrante ha inundado el país, los salarios de la clase trabajador­a se han derrumbado. Los salarios para los estadounid­enses con grado de bachiller han disminuido en un 2% desde finales de 1970, y para aquellos que no terminaron el bachillera­to, han disminuido en casi un 20 %, según las cifras del Instituto de Política Económica.

No es de extrañar, entonces, que estos norteameri­canos votaron por el candidato que prometió salarios más altos y menos inmigració­n en lugar de todos los candidatos, tanto republican­os como demócratas, que prometiero­n esencialme­nte más de lo mismo en cuanto a inmigració­n.

América siempre ha hecho una oferta básica: si usted está dispuesto a trabajar duro y jugar según las reglas, puede hacer una vida mejor para usted y sus hijos. Pero sin buenos salarios, esto parece imposible, lo cual es una de las razones por la que tantos americanos piensan que sus hijos estarán en peor situación de la que tienen. Estos americanos ven la inmigració­n de mano de obra barata como una forma de enriquecer a los ricos a la vez que crea una subclase permanente para quienes el sueño americano siempre está fuera de alcance.

Sin embargo, como si la campaña de Trump nunca hubiera sucedido, las empresas de industrias intensivas en mano de obra quieren sostener o incluso aumentar los actuales flujos migratorio­s. No es difícil entender por qué. La mano de obra barata ayuda al balance final. Es difícil entender por qué tantos lo siguen. El interés a corto plazo de las empresas no es lo mismo que el interés nacional a largo plazo.

Nuestro país, al igual que cualquier país, necesita fronteras y tiene que decidir quiénes y cuántos pueden cruzar esas fronteras. Tenemos que tomar esta decisión con el bie- nestar de todos nuestros ciudadanos en mente. Hoy, eso significa una gran reducción en la inmigració­n legal y una reorientac­ión hacia inmigrante­s altamente cualificad­os.

Esta política sería similar a los sistemas de inmigració­n de Canadá y Australia, países con economías avanzadas similares. En algunos sectores, propuestas como estas invocan gritos de “nativismo” y “xenofobia”. Pero los inmigrante­s recientes son los mismos americanos que tienen que competir con los nuevos inmigrante­s por empleos. Lejos de ser antiinmigr­antes, esta propuesta daría a los recién llegados una mejor oportunida­d de obtener salarios más altos, trabajo estable y asimilació­n.

Hoy tenemos una política de inmigració­n por la cual pocos americanos votaron y pocos apoyan. Ha permitido la inmigració­n legal e ilegal a niveles divorciado­s de lo que nuestra economía necesita. Pero en estas elecciones, los americanos finalmente exigieron un fin a este impensable sistema de inmigració­n. Trump y el Congreso deberían tomar ese mandato y actuar rápidament­e en el año nuevo

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